Mi alma es una noche ciega
tendida como mar de arrugas secas.
Nada hay en el mundo que pueda rescatarme de estos vacíos.
Sobreviviente de mis años de primavera,
desayuno con el invierno de mis días actuales.
Me hago viejo mordiéndome la lengua
recalentando recuerdos en mi cerebro moribundo.
Ni sombra tengo y mis pies ya no dejan huella alguna
alguna vez fui un viento adolescente
lleno de fuerza, loco desatado.
Veo fotografías de lo que fuí
pero ya no puedo reconocer ni mi propio nombre.
Noche de mis días
dados negros apuran el azar que me viene cayendo.
Fierro viejo, tronco en descomposición.
Desde la altura en que hoy veo mi vida
solo puedo divisar una memoria desnutrida
desde la que cayeron mis años pasados
como hojas de un árbol seco.
Texto agregado el 18-09-2016, y leído por 87
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