POR QUÉ Y CUÁNDO
Tantas veces me mataron
tantas veces me morí
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal,
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.
Como la cigarra. María Elena Walsh. 1972.
“Ya no me cantes cigarra/ que acabe tu sonsonete/ /que tu canto aquí en el alma /como un puñal se me mete /sabiendo que cuando cantas /pregonando vas tu muerte (…) dice una canción bravía mexicana. Hace poco escuché la dichosa canción y me nació la duda: ¿Por qué el canto (chirrido) de la cigarra o chicharra, como también se le conoce? Después de todo, recién alguien me dijo en un comentario a mi último texto posteado: “nunca faltan temas para escribir” o un loco aprendiz de escritor como yo, quien por puro divertimento aborda temas insulsos, intrascendentes dirán los letrados que nunca faltan, exegetas de pacotilla, quienes tratan a toda costa de olvidar sus orígenes abajeños, dándose baños de pureza con su hocico barreño.
Habrán de disculpar el sesgo. Volviendo al tema del canto de la cigarra, ese animalito invertebrado cuyas características físicas, son, a decir de un diccionario de zoología insectos hemípteros del suborden de los homópteros. En la base de su abdomen, de forma cónica, tienen los machos un aparato con el cual producen un ruido estridente y monótono. Después de adultos sólo viven un verano. ¡Válgame Dios!, qué vida tan efímera, para tanto sonsonete que producen.
El animalito es cabezón y de ojos saltones, —sin alusión a nadie, que conste, porque luego se dan por aludidos algunos— sus alas son membranosas y transparentes y se alimentan del jugo de las plantas. Cada especie posee su canto característico. Una muy extendida, la Pomperonia imperatoria, recibe el nombre de «reloj de los dyak» a causa de que su canto penetrante y fuerte se produce puntualmente hacia las seis de la tarde y los dyak (pigmeos de Borneo) lo acatan como señal de terminación de la jornada de trabajo. Se conocen unas 800 especies de cigarras. Esta cita larg….a, es de Google, ofrezco disculpa a quienes ya me han enterado de su animadversión a las citas largas.
Pero, por qué cantan estos animalitos, será verdad lo que sugiere la canción, que su chirrido es premonitorio de su muerte, o de la de alguien más, como también se piensa del canto de mal agüero del tecolote. La búsqueda de la verdad sobre el asunto de marras me llevó a otra explicación: Simplemente se trata de un canto de celo, "casualmente" la época de celo de las cigarras coincide con el verano, la época de máximo calor. ¿Será?
¡Esto es verdad!, desde el Calendario Agrícola de Hesíodo encontramos alguna referencia al respecto: “Entre el trabajo de la siega y la trilla del trigo, cuando florece el cardo y la ardiente cigarra, posada sobre un árbol, entona al batir sus alas su canción sonora en los días más duros del año…” Entonces el apareamiento de la cigarra tiene lugar generalmente durante los meses cálidos, varias especies se aparean en una misma época, esto produce un fenómeno sonoro peculiar, durante unas dos semanas de cantos ensordecedores, apareamientos y puesta de huevos. Los machos pueden llegar a morir debido a la diferencia de presión sonora producida por su aparato estridulatorio.
Entonces sí hay relación entre el canto del animalito y la muerte del insecto macho. Imaginemos la dinámica: Verano-calor-celo-canto-apareamiento-más canto-apareamiento-más canto-muerte. Colorín colorado, la búsqueda para mí ha terminado, la cigarra macho —Caray, estos nombres epicenos tan contradictorios— canta por calenturienta, nada más por eso. ¿Habrá mejor muerte? ¡Cantando y apareándose!
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