Sucumbir ante la naturaleza mojarme de pájaros risueños nacidos de la calma eclipsado siento miles de placeres inefables las calles se bañan de esperanzas y es inevitable no mirar la lluvia que se desliza y se lleva las sombras y el tiempo todo, hasta ese momento, desaparece... el cielo es un milagro la tarde se desentiende de si misma y ya nada es planificado quedan de rastros los charcos quedan mojados los sueños una tarde que llueve y escampa es toda una canción del medioevo y dichoso el que la vive y la congela una lluvia feliz es pasajera pero nacerá otro día con sus nubes embarazadas en un cielo que lloré de nuevo de alegría.
Texto agregado el 14-09-2016, y leído por 218 visitantes. (8 votos)