Me hubiera gustado
Degustar tus labios,
Adentrarme en los inciensos de tu piel dormida
Para sentirme a salvo.
Fue un crimen concedido
Tomar posesión de tu cuello
Y suavemente masticarlo,
Por la falta de anestesia y cordura en mis actos.
Provócame,
Échame a perder,
Ten en cuenta que nada lamentaré,
Porque he venido a reinventarme
Y no a rebajarme a tus pies.
Dime, ¿has visto la lluvia caer?,
El infierno le rinde a la tierra
Un pedazo de su holocausto
Y dentro de mi ser todo se ha transformado,
Mientras que las raíces de luz se sucumben al placer
Entre la miel que me regalan tus ojos al ver.
He lidiado con la fragilidad de la certeza
Y no he sabido reencontrarme
Cuando creí en la intensidad
Que me ofreció la opresión de tu tacto en la proeza,
¡Pero no, qué descontento!,
La intensidad que irradiabas
Fue parte de una máscara que deformó a tu esencia,
Y dime,
¿A qué tierno espectro te asemejas?
¡Dime!,
¿Has visto agonizar la infancia a tu lado?,
¿Has perdido trozos de tu existencia
En un día ameno y limpio de banalidades, acaso?
¡Dime!,
¿Has sentido el miedo , como un pequeño adefesio,
Engrandecerse en el centro de tu antigua alma?,
¡Respóndeme!,
¿Has creído en la cantidad de mentiras
Que proclamó mi boca en tu cama?
Cuéntame,
¿Has podido liberarte de la ausencia?,
¿Has intentado creer en algo, alguna vez?,
¿Has sobrevivido o has elegido existir en la carencia?
¡YA!
¿Has percibido la fuerza del amor y desvanecer?,
¿Has perdido el control de tu cuerpo y estremecer?,
¡Sincérate!,
¿Has mendigado afecto
Y te han crucificado de desapego al amanecer?
¡Dime!,
¿Te has escarbado en la mirada
Para llenarte las manos
De la viscosa oscuridad que te cegaba?
Me voy,
Siempre me iré cuando me canse de vos,
De ellos,
Cuando me aturda de las circunstancias
Faltas de sentido y de belleza,
¡Maldita conciencia escueta!
Me iré y me abstraeré
En el rincón más luminoso de mi corazón,
Que, a pesar de ser sólo un órgano,
Será en lo único que me fiaré
Para seguir adelante
Y abrir mi vuelo entre los cielos estivales
Hacia la frondosa vegetación de los árboles,
Hacia el llamado del cosmos
Que palpita en la armoniosa calamidad de las tardes.
¡Alma libre,
Así te quiero,
Así te vi nacer!
Entre los misteriosos sucesos
Que han hecho del caos
La totalidad de un inalcanzable universo.
Entre la plenitud de un nuevo sentir en el pecho
Que ha hecho de los sentimientos
una esfinge dorada,
una daga plateada
una piel lacerada,
un dolor que remilga en los pedazos de luna
que te iluminan la cara. |