Era Huacapar hijo del platero real Illa Rocca, el le enseño a fundir el metal y vaciarlo en moldes, embutirlo y batirlo, el arte de los Incas había llegado a una gran perfección.
Huacapar desde muy niño era esclavo del genio del arte, tenia por la belleza una estática adoración, ya siendo joven se encontraba atareado en esculpir en oro, metal al que también se le llamaba "las lagrimas que lloraba el sol" trabajaba en el mas hermoso de los planetas Venus, que era llamado Chhasqui Coyllur al que adoraban como paje del sol, por ser quien tan de cerca lo acompaña cuando nace y cuando se oculta, también cincelaba con devoción la constelación de las pléyades "Onccoy Coyllur" y esperaba obtener la aprobación del Inca su señor.
Huacapar había infundido en el bloque de oro su mente, su corazón, su alma, el había pedido muchas veces al dios Sol (Inti) día tras día, renovada inspiración y habilidad, al ver surgir su obra creía que el dios Sol conmovido por sus suplicas había guiado sus manos, e infundido en las figuras algo que parecía animarlas.
Huacapar le dijo a su padre que lo presentaría durante la fiesta del Inti Raymi, por ser de gratitud y reconocimiento por los beneficios que gozaba el Tahuantinsuyo, llego el día anunciado y al amanecer dejo el Inca el palacio seguido por la familia real, paso descalzo la plaza Huacaypata para saludar el nacimiento del sol, todos estaban con sus mejores trajes, apenas empezó a dorar los primeros rayos las cimas de los cerros vecinos, broto un inmenso grito de jubilo y toda la multitud daba cantos de triunfo acompañado de los instrumentos, empezó la tinya casi susurrando, después los Chhilchiles y Chanrares que eran sonajas o cascabeles cuyo volumen subía a medida que el sol en su curso esparcía torrentes luminosos a su pueblo, la multitud arrebatada alzaba los brazos y daba besos al aire, sonaron las trompetas(cqueppa) el ccuyvi o silbador de cinco voces, la chhayna cierto flauton grueso cuyos tonos lúgubres y melancólicos llenaban el corazón y humedecían involuntariamente los ojos, la mano del Inca se alzo y todo ruido ceso de inmediato, el Inca tomo dos vasos de oro(aquillas) llenas de chicha preparadas por las vírgenes escogidas, el de la mano derecha pertenecía al sol era derramado en un rectángulo del cual salía un caño esculpido en la roca que comunicaba directamente con el templo, el de la mano izquierda brindaba por su familia real, los curacas se hallaban en la plaza inmediata Cusipata donde el sumo sacerdote (Chuillca Uma) abría el cuerpo de una llama tierna de color negro, le arrancaba el corazón y los pulmones y vio que eran propicios los agüeros.
El platero Illa Rocca se acerco a uno de los sacerdotes y le dice sobre la obra realizada por su hijo Huacapar, para que le sea comunicado al Inca si podía presentarla, este accedió y haciendo una reverencia se acerco al Inca, el cual escucho el mensaje y contesto afirmativamente al pedido, los hermanos de Huacapar lo ayudaron a colocar su obra en un punto de la plaza, el Inca acercándose dijo:
Contemplen esta escultura a través de el nuestro dios Sol (Inti) se manifiesta a través de ella diciendo que el mas elevado propósito es el fomento de la belleza, si ha de vivir eternamente el Tahuantinsuyo en la memoria y el respeto de los hombres, será por su amor al arte y la ciencia.
Ante la apiñada multitud Accahuana Inca quien era uno de los mas famosos constructores de la fortaleza del cuzco dio palabras de elogio a la obra realizada por Huacapar , luego una de las vírgenes del sol lo beso en la mejilla y al propio tiempo se escucho los estruendosos aplausos del pueblo.
Poco después se empezó a repartir la carne asada de llama con zancu y otros manjares, sacaron la chicha que se hallaba en abundancia, el Inca asistía sentado en su asiento de oro puesto sobre un tablón del mismo metal, brindaba con su familia y los mas distinguidos curacas, hacia ya efecto la chicha y aumentaba la alegría, seguían las danzas con el regocijo general que duraría nueve días, entre las danzas era favorita la cachua en el que se hacia mil figuras con mucha velocidad y cantando al mismo tiempo.
Los miembros del imperio Inca sabían que estaba abierto para todos el sendero del honor, la riqueza y la inmortalidad, que tendrían siempre segura recompensa los que destacaban, ningún imperio se esforzó tanto en estimular el merito.
Mnana caccmanta cachispa
Pacha camccman riccchanqui
Chiri llaquicpa rafframpi
Pachata ccapacc yachispa
Huiccuña alpaccacc churinta
Tuta ppunchau yupipanqui.
A un dios imitas en su poder extenso
De la nada arrancando un ser viviente
Entre auras crudas y en soledad paciente
Descorres de natura el velo denso. |