La amenaza fantasma.
Uno. Problemas con la fauna.


En coherencia con el título, el relato presente debería estar completamente vacío. Pero la racanería no es virtud y aderezaremos la entitulación con unas cuantas palabras.

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Nos adentramos en aquel bosque temerosos unos y confiados otros. Aquellas espesuras podían ocultar peligros insospechados. Serpientes venenosas que con su ponzoña podían dar al traste con las ilusiones puestas en el futuro mejor cimentadas.
Ante tales precauciones los había que nos ponían de miedosos diciendo que se trataba más bien de una amenaza fantasma. Lo que nos confortó saberlo.
Íbamos por allí con la tranquilidad entonces del que se da una vuelta por su casa. Pero apareció la serpiente, materializándose las sospechas, fundadas.

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Llevábamos mil kilómetros de recorrido por aquellas autopistas sin límite de velocidad alemanas. Allí era imposible que nos saliera una víbora. Y con tal confianza avanzábamos, pero se ve que ningún lugar está exento de peligros y cuando menos te lo esperas aparece la amenaza fantasma. Esta vez en forma de conejo.
No ganamos para sustos con fauna.

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Había disfrutado hasta la fecha de una vida tranquila, relajada, desinhibida. Los fines de semana nos tomábamos nuestras copas en plan compadre con los amigos. Livianas borracheras sabáticas, le decía. Era imposible que nos pudiera ir mal. Habíamos sorteado todos los peligros, con éxito, de la vida. Nada hacía presagiar el mínimo desaire en lontananza. Tampoco era que nadáramos en la abundancia. Las amenazas de la vida a nuestra edad eran sólo amenazas fantasma.
Ni las víboras del Orinoco ni los conejos intempestivos de Alemania habían hecho la menor mella en nuestra existencia. Por ello aún más sorpresa causó aquella querella por difamación que me vino un lunes por la mañana.
La fauna nocturnal de un par de fines de semana atrás se había interpuesto en el límpido camino hasta entonces que uno había seguido con la justicia. Unas pequeñas palabras que habíamos tenido con otros por el barrio de las letras, a la altura de Huertas.
Si hubiera tenido que hacer en el momento postrero un resumen de mi vida, creo que se podía haber sintetizado así: nada más que problemas con la fauna.