Martes 13.
1
Dicen que es un día en que todo sale torcido, los sueños no se cumplen, no hay matrimonios y la gente que merece dejar el mundo (por las atrocidades que han cometido) se les endurece la piel como rocas de una montaña. No hay forma de doblegarlos.
Juan ¿qué haces?- Nada que sea de tu interés madre. Preferiría no hablar, me voy acostar, necesito algunas horas de sueño. -¿Y eso por qué? Si has dormido toda la mañana. – Me extraña que estés tan ciega ante la realidad. Es martes 13, ni a palos salgo a la calle. – Eres un sonso, estás hablando idioteces, pamplinas. Martes 13 a mí no me vienes con bobadas, sal de esa cama si no quieres que arda Troya.
– Pero madre al parecer no me has escuchado ¿O es qué estás sorda? En mi mullida cama me quedaré. – Niño porfiado, tengo que salir a hacer unas diligencias, cuando retorne te quiero ver en pie.
La madre salió echa una furia, al cruzar la calle fue atropellada por un camión, muriendo al instante. -Le dije que debía quedarse en casa, ahora mi viejita ya no me hará compañía. ¡El martes 13 es una calamidad!
2
Y tú que no te arreglas para él.- ¿Debería hacerlo? -Por supuesto es tu marido, quizás piense que no lo amas o que estás interesada en otro hombre. – No digas estupideces tengo solo ojos para mi esposo. – Entonces demuéstralo, me dolería ver tu rostro de porcelana lacerado nuevamente. Además en cosa de minutos llegarán las visitas, debes estar esplendorosa. Que no se percaten de tu ojo en tinta. – De eso me encargo yo, mis maquillajes hacen milagros. – Eso espero, confiaré en ti. -
¿Sabes? Pensándolo más detenidamente el estropajo que tengo como marido podría fallecer, total nadie lo aprecia, nos es de más utilidad muerto que vivo. - ¡Ni en broma digas tamañas palabras! Estás cometiendo un gran pecado.- En pedir no hay engaños ¿No? Por si lo habías olvidado es martes 13, cualquier cosa puede suceder.- Tienes razón, hablando de martes 13, me extraña que todavía no haya vuelto.
Te lo dije, ahora soy la heredera de su fortuna. – Ni que fueras pitonisa, ha pasado a mejor vida. Este día nos maldice con su existencia.
3
Estoy en la cima del mundo, he logrado todo lo que me he propuesto y aun así soy un hombre desdichado. Mis ojos cansados sólo ven calamidad, vientos de guerra soplan iracundos, forman tormentas y arrasan con pueblos completos.
Mares turbulentos dan paso a tempestades que se deslizan implacables sobre montañas y valles, el cielo truena, las nubes son obscuras como el tártaro, se dispersan, llevando consigo a cuestas rayos incandescentes. Estos queman la tierra, los pastizales, los árboles. Toda y cada una de las cosas, personas, animales y lugares que alguna vez existieron o tuvieron alma, ahora yacen vacías sobre un terreno malsano, seco, despojado de vida, cansino donde sólo ascuas de fuegos fatuos tardíos son el alimento de arbustos rastreros que pernoctan en medio de cenizas -¿Y yo que puedo hacer? ¿Qué pico, qué cumbre me salvará?
El martes 13 fue el inicio del fin, la humanidad perdió la fe, se desoriento y luego cayó rendida ante un destino adverso. Espíritus de seres impíos que se dejaron llevar por el dinero fácil, por la ganancia a través de la guerra, por el humillar al prójimo, deambulan por el mundo, sin descanso, ya que sus pecados no tienen perdón.
Y yo continuó aquí, en soledad, de pie.
Tengo la vista fija en los cielos, cavilo en si existe más allá de las pompas de jabón un paraíso que esté dispuesto a recibirme. Martes 13 has aniquilado toda esperanza, viniste para quedarte, para atormentarme.
|