Cómo voy a olvidar tu cálida mirada que le entregaba el color a mis días, cuando todo estaba perdido, después de la diaria batalla. Cuando ya no quedaban las ganas, el dulce brillo de tus ojos barría las nubes cargadas de las tormentas que asomaban, trayendo la luz de la confianza. Y entonces todo empezaba como si nada hubiera ocurrido, como si todo estaría por hacerse.
Texto agregado el 04-09-2016, y leído por 83 visitantes. (2 votos)