LAS APUESTAS Y UN SAXO .
(Cuento corto) Serie Negra.
Por: DANIEL JOBBEL
Entonces cierra los ojos y cuando los vuelve abrir la mujer ya no está. El tipo vuelve a su saxo y a concentrarse en la melodía. Yo me llegó hasta la mesa e intento en el juego de naipes. Mi amigo en la barra. Pero esa mujer me para en seco. Su boca de ambar me deleita. Y un deseo profundo admite mi calor íntimo. Lo mejor que saque a su amigo de este lugar, dice una de las mujeres al oído, mientras le echo ojeada a los naipes entre el neón. Mi amigo pide un whisky. El no contesta. La mujer mete su mano entre la camisa a rayas, recorre los pectorales comprueba que no está armado. Sólo piensa. Sólo. Los dedos suben y se escabullen cerca de las tetillas y en su pecho. Se la aprieta. Eh, dice. ¿No crees?, dice la mujer. ¿ Qué pasa? Que va pasar, dice. Paga un trago, y te consigo algo de alcaloide, y te cuento . ¿Cómo cuánto de malo? Es como un 'Ente'que me lo pide. No lo sé. Presiento, dice ella, yo que tu me largo de aquí, no son del paño. El tipo le sonríe . La mira y sus ojos pardos venden el mundo aciago. Ven conmigo. Con nosotros, le digo. Ni loca, dice la mujer. Mi amigo me vuelve su mirada y me pregunta. ¿Que quiso decir con eso? Tragó el whisky. El tipo del saxo siguió tocando. Rosario arde. La puta también. El tiempo no tiene apuro, nosotros tampoco. De pronto la puerta de baño se abre y la puta vestida impecable vuelve aparecer, esta vez con unos stiletos rojos y una mini que revienta entre sus piernas, atraviesa el local hasta la mesa donde las cartas queman en manos de los jugadores. Allí se queda. Me mira. Me guiña el ojo. De pie junto a desconocidos. ¿Por qué tenemos que irnos?, dice mi amigo. Sigue el saxo sonando. La mujer lo mira de reojo y no contesta. Debajo de su falda una veintidós destella entre su portaligas. Hay cosas que se pueden contar y hay cosas que no . En el mundo de las apuestas todo está servido y está por verse.-
|