Esta reina fría no proviene de un lugar frío, de hecho ella nació en un lugar extremadamente cálido.
Es fría por como camina, por las navajas que pareciera llevar incrustadas en sus tacones que dejan rayones en el suelo con cada pisada. No es joven ni es vieja, está delgadisima y tiene los ojos más negros que su alma, o al menos eso dicen los valientes que han osado a mirarla a la cara, su voz es plana y creo que es lo más bonito que tiene pero a nosotros, los plebeyos, rara vez nos habla, su respuesta favorita son las risas sarcásticas.
Hace unos años cuando estaba soltera, teníamos la esperanza de que el amor la cambiaría, que se le doblara el corazón y no sólo las rodillas pero hasta ahora, ya de casada, lo más dulce y cursi que se ha visto fue cuando practicó un discurso en francés.¡Ah! y no, no tiene hijos, ni creo que los tenga porque detesta a los niños, en el palacio no está permitido su acceso, no soporta sus gritos, ni sus risas pero me atrevo a decir que disfruta sus lagrimas, sé que le gustaría pintar sus cuadros con ellos pero nada más no lo hace porque son incoloras.
Y a pesar de que este texto lleva su nombre no vaya usted a pensar que la admiro a ella, yo en realidad admiro a su rey, que siendo esta dama tan seca, él logre encenderse al punto que piense que ella es sin duda la cosa más ardiente. |