Porque la tristeza
se me camufla con la negra noche
es que a veces no veo nada,
y aunque se alcen ante mis pasos
bloques viejos de cemento
envase de almas embrionarias,
me pierdo siempre en el camino,
Suaves flores, aves en sus ramas

Porque esta aurora no me dice nada
Y la calle llora bolsas de inmundicia
a lágrimas cerradas,
Se escabullen de mis ojos
Luces de concreto y eternas madrugadas

Pero yo,
yo que guardo un amor
tímido y perfumado,
un cariño que aun hoy duda
en la dualidad del hombre,
contemplo, este puño en las tinieblas,
y este otro entre la calma,
yo, encuentro podridas las cabezas
y abandono en las miradas

Y un agujero negro,
que todo lo succiona
y todo lo aborrece,
una pesadilla, presente
en el llanto y la sonrisa,
nuevos días de porcelana
que quieren desaparecer.