Fueron unas patatas con sabor a orégano
el presagio del abismo mediterráneo
en el que ningún ritmo wagneriano
recibiría el merecido acomodo.
Puede que no fuera legible
o que flagelara las pisadas lascivas
de las muchachas que con tacones de aguja
secan al sol sus comprensibles
inseguridades exhaustivas.
Y aunque esta sedativa sombra
que aplasta el cráneo de la tarde
vuelve a unir los eslabones
del silencio cobarde,
la ternura de mis zapatillas
hacen carne de la prudencia
para que las volandillas
que bailan en las ventanas de mis vecinos
plieguen el reloj hasta que habite
de nuevo una piel risueña
que vierta deseo a mis sentidos.
Texto agregado el 27-08-2016, y leído por 125
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
28-08-2016
Hermosas figuras..casi incomprensibles para mi. Sin embargo rescato una pausa de amor en espera... Nazareo_Mellado
28-08-2016
Que decir... se nota relato e imagenes transmutadas. Un torrente sin detenciones... apurado... pero incisivo. Me gusto. Avespaciano
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