Reencuentro.
Búsqueda incesante, sin éxito. Lágrimas ácidas por la pérdida. Días enteros al lado de la chimenea, añorando su regreso, creyendo que el crepitar de un fuego cálido suplirá su ausencia. Noches bajo la lluvia, calado hasta los huesos, las calles húmedas no dan indicios de su paradero.
¿A dónde se ha ido? ¿Por qué lo abandono? No hay respuesta. Luego de días, meses de búsqueda frenética, logra dar con su otra mitad.
Es una mañana soleada, despejada, la brisa es suave y su frescor gratificante. Ya no habrá más esperas ni ríos de sal.
Mueve la cola, ladra contento. Se echa a un costado de la placa, la fragancia de unas flores le hacen compañía, suspira- Costo pero al final volvemos a estar juntos, ahora este será mi hogar.
Una sonrisa se dibuja en su rostro macilento y fatigado. El respirar es dificultoso, el corazón baja sus pulsaciones, no obstante, ya nada importa. Por siempre uno al lado del otro.
Silencio, memorias de tiempos remotos, cae la noche.
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