Una familia de Chinchineros (artistas callejeros), danzan al son de sus instrumentos musicales ante una pequeña multitud; que se aglomera en torno a ellos para disfrutar del espectáculo. Los observo con mucha atención pues desde pequeño me ha encantado este arte urbano que lentamente va desapareciendo de nuestras tradiciones e historia. Sonríendo ante mis remembranzas me detengo frente al gran edificio de color damasco.
Consulto el reloj de mi teléfono móvil dándome cuenta que quizás llegué demasiado tarde para querer y poder encontrarte. Me hubiese gustado verte y despedirme de ti; pero imagino que no sabias de mi visita a tu querida ciudad.
Desde la acera de al frente observo varias personas que salen por las puertas principales de la mole de concreto. Estoy inmerzo en mil pensamientos cuando una desconocida mano se apoya en mi espalda empujándode hacia adelante, al girar mi rostro veo que es una menuda adolescente que busca pasar por el reducido espacio que se ha generado para transitar debido a que el gentío que rodea a los musicos se ha multiplicado. No puedo moverme pues estoy en el limite de la vereda peatonal al borde de la calzada y son muchos los automóviles que transitan por la doble vía.
Aprisionado entre los vehiculos y la mano que me empuja pensaba como salir de ese embrollo cuando veo tu figura abandonar el edificio, luces hermosa tal cual te he recordado durante todo este tiempo sin saber de ti, en donde estuvimos ausentes. Debo admitir que no he podido dejar de pensar en ti.
Caminas acompañada de Dalcy tu compañera de trabajo; platicando esperan que los automóviles se detengan para poder cruzar la calle. Es en ese momento cuando nuestras miradas se encuentran nuevamente; después de un tiempo que pareció una eternidad.
Nerviosamente te sonrío a la distancia y a pesar de que te encuentras con gafas oscuras puedo sentir tu mirada, el rubor de la sorpresa pinta tu rostro, desbordando una extensa alegría que te embarga al volver a vernos. Debo admitir que no he podido dejar de pensar en ti.
Demoras algunos segundos en reaccionar y sonríendo sorprendida cruzas sorpresivamente la doble vía, caminas rapidamente sin dejar de observarme con una felicidad que no pensé encontrar. Yo apuro el encuentro ayudado por un fuerte empujón de la adolescente que se abría camino para pasar por mi espalda.
Y es cuando me doy cuenta que ella sin proponérselo me empujaba hacia donde tu estas (¿Que mierda? ¡Esto no puede ser coincidencia!) Bajo la calzada apresurando nuestro encuentro... ¡Y sin importarnos los vehiculos nos fundimos en un abrazo casi en medio de la doble vía vehicular. Reencontrándonos, ríendo, sorprendidos, cerrando los ojos.
_ Ha sido un largo mes sin saber de ti. No sabes como te he extrañado_ Susurras en mi oído, abrazándome aún con más fuerzas.
_Te he extrañado un montón_ Respondo con los ojos cerrados. Debo admitir que no he podido dejar de pensar en ti.