En menos de cuarenta y ocho horas
he conocido a un indio que vive
observando la luz de las estrellas,
a una bruja que me ha guardado
un beso en mi futuro
y otro en mi pasado,
a su aquelarre de fieras,
a un oso con nombre de pantera,
a un gato encerrado
en el cuerpo de un perro
con alma de guerrero.

En menos de cuarenta y ocho horas
he aprendido
a morder el pecado,
con o sin manzana,
a trazar el mapa
-que es de piel y no de tinta-
donde el camino
se marca a dentelladas.

En menos de cuarenta y ocho horas
he vuelto al hogar
con dirección desconocida,
al nido de pelo revuelto,
enredados -él y yo-
entre sus manos,
a los picos abiertos
reclamando comida,
al hambre voraz
sin ser de alimento,
al silencio y la calma
siendo todo
desconocido y nuevo.

En menos de cuarenta y ocho horas
he perdido el Norte bajando al sur
y aún no decido si quiero encontrarlo
-o extraviarlo del todo-
dejándome guiar por la brújula
que late en las costillas de su pecho.
Ya sabes que el tesoro
siempre está,
donde señala la X;
ahora ve(n)
y desentiérra(me)lo.

Recitado en https://soundcloud.com/elvira-vm/tracks