Esa mujer que lucha por sus ideas, que deja el corazón por una causa justa y que hasta cierto punto grita rebeldía ante la vida, que sabe callar en el momento justo, que no sólo transmite aire cuando habla, esa mujer tan fuerte como un roble y dulce como la miel, que siendo una gran mujer demuestra humildad y sencillez. Que no se vende por cuatro palabras bonitas, ni por todo el oro del mundo. Tal vez mis palabras no causen mucho pero siga leyendo... Es una mujer con el coraje de luchar con tal fiereza que su voluntad de seguir a pesar de estar sufriendo le permite terminar riéndose de la vida, el dolor no le ha borrado esa hermosa sonrisa, la ternura de su amor siempre tan sublime, la forma en la que contagia su fe, el cariño que irradia, su amor la convirtió en esa mujer.
Es una mujer a la que no se le puede apresar, ni atar, ni ser otra persona solo amarla tal y como es, única.
C. Bernal