CON MI PUEBLO AL HOMBRO

Los recuerdos te tiran de las patas,
hasta la infancia,
las raíces nos aferran a la tierra
en que nacimos,
y se vuelven nostalgia.
Cuando nos vamos,
se vienen con nosotros,
los amigos,
la familia,
el paisaje.
Nos ayudan a vivir como la savia,
para que demos flores,
frutos y semillas…
Con la misma identidad,
el pensar, el sentir y la palabra.
Como marca en el orillo de la tela,
está grabada en la memoria,
más allá del tiempo y la distancia,
la pertenencia a ese pueblo chico.
Nuestra primera patria.