Que inconsciente el sueño del despierto,
que espera y no consigue,
que da, siempre da, y no recibe,
que valiente, que intenso,
el vivir mejilla al descubierto,
el prestar de ante mano
e ignorar el maltrato
que se cierne sobre su felicidad
Yo prefiero el desconsuelo,
o quizás que alguien me sorprenda,
apaciguando los violentos rayos de sol
que calientan pero queman,
yo me quedo con el canto
de esta garganta inestable,
y me abrigo entre las nubes
que anhelan ser tormenta
Voluntad de voluntades,
eh aquí mi esencia,
rebanada y esquilada,
consciente como ella,
como siempre entre las ruinas
se resiste o se genera,
como flor entre la hierba
o un fantasma entre los huesos
Vanidad de vanidades
destila el hombre si despierta,
y sus sueños son pesadillas
si los hace realidad,
a ojo tuerto, a oído sordo,
sutilmente o solo brusco,
el mundo quita en potencia
lo bueno y bello que te da.
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