Cuando todos los hombres somos chicos tenemos la virtud de crear nuestros propios juegos. Ahora que lo recuerdo, para vencer el miedo cuando me dejaban solo en la casa, yo jugaba a ser mi padre porque le tenía un miedo metafísico a los fantasmas que allí habitaban. Y no porque la casa fuera extraña pues por todas partes se evidenciaba el buen gusto de mi madre, tanto me habían hablado de las personas que se aparecían, que ya eran familiares las figuras del hombre sin rostro, la bruja, el ladrón de los niños y otras tantas que ya no recuerdo.
Ya me había acostumbrado a verlos pasearse por todas partes, cuando estaban aburridos subían a la salita y miraban la televisión. Luego los hacía jugar una partida de ajedrez, tan complejas eran las jugadas que realizaban que siempre terminaban en tablas. Condenados a no derrotarse estudiaban minuciosamente todas las jugadas pero siempre llegaban a la razón del equilibrio. En otras ocasiones jugaba con ellos a las escondidas y, con el sólo propósito de ponerlos en jaque, me escondía donde fácilmente me pudieran encontrar, cuando me correspondía buscarlos jamás lo hacía para quitármelos de encima durante algún tiempo. Fueron muchas las cosas que me sucedieron pero para no alargar este cuento les voy a contar aquello que durante veinte años no he sido capaz de olvidar.
Mis padres habían salido un lunes con mi hermanita mayor. El motivo de mi soledad era la visita al médico, pues Rosita en los tres últimos días vino muy angustiada, no sé si por culpa de sus compañeras o por culpa de la maestra, lo cierto del caso es que debía ir donde un especialista para que le auscultara su pequeño corazoncito. Apenas me sentí solo corrí a vestirme con las ropas de mi padre porque de esa manera la casa estaría más segura, ya que en su interior habitaba un hombre. A diferencia de todas las veces, en aquella oportunidad llegó mucha gente a buscar a mi padre. Primero golpeó a la puerta el director de un albergue infantil. De acuerdo a las circunstancias hice seguir a la visita y como no había café preparado no me quedó más remedio que brindarle un trago. El director no era de esos tipos que regatean hipocritamente aquello que se les brinda. Cortésmente bebimos aquel trago, neófito por esa circunstancia tuve cuidado de disimular el mareo que de inmediato me sobrevino.
Luego de haber hablado de algunas trivialidades entramos al punto en cuestión: El director había arreglado todo el papeleo relacionado a la estancia de mi hermana en el albergue, yo firmé donde el funcionario me indicaba y después de haber acordado todas las cláusulas del contrato, nos despedimos hasta dentro de ocho días, fecha en la que Rosita conocería su nuevo hogar.
Como el tiempo hay que gastarlo en algo tomé la prensa y me arrellané en el sofá. Después de haber pasado una mirada rápida sobre los titulares me detuve a leer cómo marchaban los sucesos en el mundo.
EL MUNDO
Un ex-obrero agrícola mexicano, Andrés Carrasco Aragón, ha sido condenado a cuarenta años de cárcel tras haber sido hallado culpable de dirigir una red de contrabando de heroína y cocaína que producía varios millones de dólares al año. Su pena de cárcel es la segunda en número de años en el estado nor-occidental de Washington, y es inferior únicamente a una condena a cuarenta y cinco años de prisión impuesta al californiano David Smith en 1987 por el propio Tanner. DOS NIÑAS PALESTI-
NAS de doce y catorce años respectivamente murieron ayer a causa de heridas que recibieron durante choques con soldados israelíes con lo que alcanzan a cuatro los adolescentes árabes que perdieron la vida en sólo dos días de enfrentamiento con tropas de ocupación. En un aparente esfuerzo para evitar disturbios adicionales el ejército impuso un toque de queda en ese campamento de refugiados instalado en la costa marítima en las afueras de la ciudad de Gaza y donde viven alrededor de 42.000 palestinos.
EL FISCAL DEL DISTRITO de Manhattan, Rudolph W. Giuliani, anunció su renuncia al cargo en medio de conjeturas sobre su probable candidatura a Alcalde de Nueva York, pero al alejarse
deja unos cuantos casos
importantes sin resolver.
Giuliani, creador de la la-
bor de investigación que
se ha venido desarrollan-
do durante los últimos a-
ños sobre un masivo frau-
de con valores financieros.
y de otras acciones contra
la corrupción cooperativa,
dijo el martes pasado que
renunciará como fiscal.
CUATRO CABECILLAS del
grupo guerrillero urbano Ac-
ción Directe fueron senten-
ciados ayer a cadena perpe-
tua por el asesinato en 1.986
del presidente de la empresa
automotriz Renault, George
Besse.
Un tanto decepcionado por los sucesos del mundo iba a pasar a las páginas culturales, pero justo en ese momento otra visita golpeó la puerta. Con un alto grado de pereza me desplacé a abrir y sólo me bastó una mirada para cocncluir que la nueva visita era crapulesca. Venciendo el temor que me asistía hice seguir a aquel rufián, pero en esa oportunidad no hubo protocolo, sin que medie la cortesía aquel
individuo se sirvió dos tragos consecutivos y luego que el ardor del trago se deshizo en su garganta dió curso a su sucia lengua. La propuesta no fué tan decente que digamos, mas bien era un chantaje pues ante la imposibilidad de pagarle el dinero que le adeudaba del juego, me propuso que le pagara con el sistema de seguridad del banco donde yo trabajaba, de lo contrario me haría embargar la casa, pero lo peor de todo fue la exigencia de una respuesta inmediata.
Ateniéndome al desenlace de los hechos le contesté negativamente, indignado y lanzándome amenazas se despidió aquel engendro deshonesto.
Enseguida y casi impulsivamente me tomé dos tragos consecutivos, ante esa circunstancia los muebles empezaron a girar a mi alrededor, yo también pareciía girar por el cuarto, para el colmo de mi desgracia alguien más vino y tocó la puerta, casi a rastras lleguè a la aldaba y con gran esfuerzo logré quitar el seguro, menos mal que en esa oportunidad fué el cartero, sin poder articular palabra recibí el sobre y, cuando apenas me volvía hacia el sofá, sonó el teléfono riiiiing...riiing...riiing.. rápidamente llegué a contestar esa llamada, el que hablaba del otro lado de la línea era mi tío, aquel que me trataba con severidad. En ese momento estuve tan confundido que no supe por cuánto tiempo hablamos, lo único claro de la conversación era lo relacionado con mi desplazamiento a su casa. Desesperado por la tragedia que se avecinaba abrí la carta: Ahí se decían muchas cosas, pero lo único que recuerdo era la partida de mi madre a otro país, iba a probar si la suerte le era diferente, de ser así, nos reuniríamos con ella dentro de un año a más tardar, pero desde esa partida han pasado veinte años y, aún sigo sin ver a mi familia.
Por esas cosas del destino tengo un hijo de cuatro años y no se qué responderle cuando me pregunta sobre el paradero de mis padres. |