Castillos.

Imágenes de grandes castillos, pinturas de gallardos caballeros sobre majestuosos corceles, inundan mi mente.

Bardos cantan preciosas canciones que llegan a mis oídos, como una suave brisa que da bienvenida a la primavera.

Hermosas doncellas bailan y ríen azarosas, preciosa reina con jubones y capas de plata y oro me observa con ojos de rubí, con mirada dulce, tal copa de hidromiel.

Antorchas iluminan los pabellones reales, cientos de personas disfrutan de un exquisito banquete. Un día soleado sin nubes da paso a una noche estrellada, acompañada de vientos cálidos que refrescan a cortesanos y príncipes.

Arpas, flautas y violines, crean dulces melodías que hacen juego con su túnica dorada. Y la reina que no deja de mirarme con aquellos ojos de rubí, violeta con rojo, coquetos. Me cuentan historias de amor y placer, de camas con sábanas de lino y copas de vino.

La época de las grandes justas, de batallas peleadas por honor y poder, vuelven a nacer.

Germinan en mi alma como la semilla que plante en aquella preciosa mujer.

Tiempos medievales me alegran el espíritu, bailo, me regocijo de placer.