No voy a chufar si les hago saber que no veo un rostro. Los médicos, los policías y todos los demás están sin rostro, como si estuvieran muertos, sólo veo las caras de las personas sin ojos, nariz y boca; las terminaciones nerviosas que poseemos en esos lugares no aparecen en todos aquellos quienes me rodean, y no crean que esto es una hetría; cada vez que me detengo a observar detenidamente los rostros de quienes me rodean, me doy cuenta de eso, pero es sólo una sensación.

Ahora no vayan a acusarme de tarara, por decirles que puedo ver la lucidez de cada persona al observar sus rostros; no aciertan a decir que es una necesidad imperante el suicidio asistido para todos. Los relojeo y me doy cuenta de que están en otro mundo, mundos diferentes somos; tengo la necesidad de atraparlos para sumergirlos en el mío, pero no puedo; aún no tengo la capacidad para hacer eso.

Además, los rostros tienen un tono oscuro, no brillan, están sometidos a la esclavitud del gobierno de los políticos, los cuales también están sometidos al gobierno de Dios, quien nos impone todo. Todos me quieren dar soluciones, pero nadie me saca de esta vaina (la vida), ya les devolveré sus acciones con total firmeza. Así, como lo ven, me entregaron el mundo, ya saben como quisiera dejarlo.

La vida no es nada glamurosa, aun así todos parecen estar fascinados con todo lo que el hombre descubre; no hay nada mejor que salir de este mundo, y sin embargo la gente se esfuerza por hacer un equilibrio, un equilibrio que no comprende que siempre estamos en anarquía con los criminales, los asesinos, los genocidas etc.

Y en este punto me detengo un poco y no balbuceo, la gente sin rostro, llena de pecados y delitos no pueden mostrar sus rostros porque sus consciencias los acusan demasiado; es como si no quisieran ser ellos, como si quisieran quitarse de encima la piedra de pecados que cargan y los atemoriza y no pueden. Los pecados siempre nos recordarán que hemos caído, pero también que hay que volverse a levantar.

Voluntariamente muchos de los seres humanos deciden desaparecer cuando se les pregunta por sus pecados, no pueden decirlos, no les es posible comentarlos a toda la sociedad; no permiten que nadie sepa nada de sus vidas, son un enigma para la sociedad. Todos los rostros expresan decepción frente a la vida, no obstante, casi nadie se atreve a retar al creador, o a la creación; la gente tiene mucho miedo de su creador porque no encuentra la forma de enfrentarlo, pero el destino lleva a la especie a un desenlace en el cual la misma desaparece. No obstante, esto no quiere decir que todo desaparezca, hay que construir demasiado para poder extinguir la especie humana, y en ese camino poseer una identidad clara en la ideología es fundamental para conseguir ese fin; a través de la cara de una persona se puede ver algo de la ideología de esa persona.