Queridos amigos:
Mi abuelito se sorprendería si viera que en la cabecera de mi cama tengo el cuadro de un payaso triste que observa una preciosa flor.
La vida es un carnaval donde como actores nos deslizamos por ella, a veces con éxito pero en la mayoría de las veces con mediocridad si no es que mal. Sin embargo nuestra búsqueda constante es la felicidad. Y esta es tan esquiva que nos evade. El cuadro representa un ser ni tan joven ni tan viejo que está en la existencia, ¿se la pasa bien o mal? No sé, depende de la manera que a cada uno de nosotros le ha tocado pasar por este mundo que han llenado de crueldad pues lo habitual es la mala suerte.
Sin embargo también hay alegría, el humano puede vivir, independientemente de su estado civil y económico, y pasársela tranquilo y contento. Es cierto, en el entorno existe la envidia, la maldad, pero dependerá del humano modificarlo con buen carácter y optimismo.
Como histriones, casi siempre, vamos con careta de alegría y por dentro el alma… Se nos ha dicho que estamos para sufrir pero que al morir iremos al cielo a una bienaventuranza. No lo creo, lo que tenemos es el aquí y el ahora, hay que gozarlo antes de que nos llegue la cruel vejez con su cúmulo de enfermedad y después el final definitivo en que pasaremos a la dimensión desconocida.
El payaso representa mi vida y la flor tan hermosa, que con tanto embeleso ve: la existencia, y esta al igual que la flor se irá marchitando para desaparecer en la nada. Por eso la tristeza de mi amigo.
Mi abuelo (qepd) era un hombre justo y recto, católico a ultranza, puso arriba de la cabecera de mi cama de niño un Cristo Crucificado sangrante. Con piedad me explicaba que el mundo era un valle de lágrimas y debíamos vivir en el “Temor de Dios”, que un hombre bueno se había sacrificado por los pecadores de antes, de su tiempo y los del futuro. Eso y la figura sangrante que representaba la crueldad humana me llenaba de terror. Dejé con el tiempo de creer en lo sobrenatural y para mí existe la figura amable de un inocente payaso en el tiempo y el espacio en que transcurrirá lo que me reste de vida.
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