Hoy te escribo esto mientras el ocio me consume...
A veces te recuerdo, te extraño, a veces. Hoy es uno de esos días, no tengo nada hilado en mi cabeza, solo algo de nostalgia quejumbrosa.
No tengo tampoco deseos para ti, ya no te quiero, pero lo hice, alguna vez lo hice. No espero lo mejor para ti, tampoco espero que te pase nada malo, la verdad es que no espero nada, somos entes disolutos, nos hemos permitido mucho mientras estas aguas cruzaban bajo el escombro de puente de lo que alguna vez fue amor.
Recuerdo mucho, siento poco. Un sentimiento extraviado, pero me sienta bien, la libertad que me ha dado lo que en antaño fue desilusión, dolor. Me encuentro bien, estoy completo en mi propia esfera, nada espero, nada llega, y muy de vez en cuando algo me sorprende y cae en mis manos sin yo buscar.
Pasado el arrepentimiento, pasado lo que me quemaba el alma y fragmentaba mi mente, pasado el mal rato me encuentro en paz, como si nada hubiese ocurrido pero ocurrió. Por eso hoy escribo para ti, pero no a ti, no. A ti no se te debe escribir, no se te debe hablar ni se te debe mencionar, no eres nadie y así mismo nadie piensa en mi algunas veces.
Está oscuro, estamos en invierno en estos lados y mi temple se camufla en el aire, sereno y frío, tan vivo como los árboles sin sus hojas, siendo fuerte y preparándose para nuevas estaciones, para veranos mas cálidos. Pero el invierno es largo y lo seguirá siendo. En parte mucho de mi se perdió y lo agradezco, puedo pensar bien y hacer las cosas bien.
Como dije, escribo para ti, pero no escribo a ti, me escribo a mi mismo por el ocio nostálgico de esta tarde absurda, no tengo nada hilado, nada planeado, solo quería hacerlo y como siempre, lo hice. |