Raquel y Rebeca
Raquel era una de esas mujeres que nunca se conforman con nada.
Si hacía calor ella decía: ¡Que barbaridad, este calor no me deja respirar!
Si hacía frío decía: ¡cómo quisiera que fuera verano, el frío me mata!
Si el día estaba templado decía: Qué día tan aburrido, no se qué ponerme.
Y lo peor era que no se lo guardaba para ella, todos esos comentarios se los hacía al pobre del marido y a todo el que estuviera dispuesto a estar con ella, aunque más no fuera por cinco minutos.
Es por eso que Raquel no tenía amigos ni la visitaban sus parientes, en fin que era una mujer sumamente tediosa.
Hasta que un día, de sorpresa, vino su hermana a la que hacía muchos años que no veía por vivir en el extranjero, a pasar unas vacaciones con ella y su esposo.
Muy contenta estaba Raquel de verla porque aunque eran mellizas, la vida las había separado siendo aún muy jovenes.
Rebeca era el calco de Raquel, tanto así que a veces le hacían broma al pobre de Julio, el esposo de Raquel el cual no sabía si estaba con su esposa o con su cuñada.
Al no tener hijos, la pareja tenía mucho tiempo libre para salir a divertirse porque a pesar de que ya no eran tan jóvenes, les agradaba salir, a cenar, al cine o al teatro, sólo lamentaban el no tener otras parejas a quien invitar ya que los compañeros de trabajo siempre tenían una excusa para no encontrarse con ellos.
Rebeca era todo lo contrario a su hermana, nunca estaba de mal humor y cada día del año tenía un encanto especial, si hacía frío, era ideal para quedarse en casa y jugar a las cartas o a cualquier otro juego con amigos que siempre estaban dispuestos cuando ella los invitaba.
Si hacía calor era especial para ir a la playa o al campo, jamás se la oía quejarse.
Las hermanas tenían tantas cosas que contarse que al principio todo era alegría pero a medida que transcurrían los días, se iba acentuando las diferencias y Julio comenzó, a pesar de estar muy enamorado de Raquel, a sentirse atraído por Rebeca.
Con ella se sentía a gusto, nada perturbaba su tranquilidad mientras que con Raquel no tenía respiro, siempre había algo malo en él que ella se lo hacía ver.
Rebeca a pesar de querer mucho a su hermana se dio cuenta de la situación, ella era una mujer muy inteligente y podía percibir con claridad los sentimientos de su cuñado hacia ella.
Y así fue que sin querer, ella también se fue acercando a Julio hasta que un día al encontrarse solos en la casa sucedió lo que los dos temían, se unieron física y espiritualmente, Rebeca con mucha culpa, lo mismo que Julio, pero felices de haberse encontrado, ninguno de los dos había pensado en Raquel, en ese momento el mundo les pertenecía y no había lugar para ella.
Los días fueron pasando y la vida en la casa seguía su curso pero ya no era lo mismo, los amantes trataban de no encontrarse y si lo hacían era en presencia de Raquel, quien no sospechaba nada pero había comenzado a sentirse inquieta en presencia de su hermana sin darse cuenta.
Al fin llegó el día de la despedida, Rebeca debía volver a Argentina a empezar a trabajar, sus vacaciones se habían terminado, pero no sin antes prometerles que volvería para semana de turismo.
La fueron a acompañar al aeropuerto y allí sucedió, un auto que venía a gran velocidad hizo volar por los aires a Raquel quien dejó de existir entre los gritos de su hermana y de su esposo que no entendían de dónde había salido ese auto y al verse impotentes no atinaban a hacer nada, hasta que algo los hizo pensar… en algo que si les hubieran contado a ellos lo catalogarían de macabro pero…
Nadie en el aeropuerto conocía a Rebeca ni a Raquel, eran tan iguales…
El cambio se realizó sin que ni ellos se dieran cuenta, la muerta se llamaba Rebeca mientras que Raquel desconsolada regresaba del brazo de su esposo Julio.
El pasaporte de Rebeca junto a sus pertenencias les fue devuelto a los familiares y así comenzó lo que para ellos sería… la felicidad.
Pero como dice el “dicho”, el hombre propone y… Dios dispone…
Luego del entierro, los dolientes volvieron a casa y como ni los familiares estaban enterados, no había nadie que las conociera a las dos.
Pensaron que Dios les daba una oportunidad para ser felices aunque fuera mediante una mentira y no pensaron que en realidad ellos estaban libres, al morir Raquel nadie podría reprocharles el que después de un tiempo, se unieran.
Ni Dios…ya que el cura al casarlos dice “hasta que la muerte los separe”, nada de esto pasó por la mente de estas dos personas que sólo querían estar juntos.
Una mañana, cuando estaban durmiendo, algo golpeó la puerta, se levantaron y vieron una carta, Julio la levantó y la leyó en voz alta y la misma decía lo siguiente:
Mi querida Rebeca, se que ya no quieres nada conmigo pero es imposible que me olvide de ti, he decidido ir a verte a casa de tu hermana, espérame por favor, llego dentro de una semana, tuyo: Ernesto.
La carta terminó de despertar a Julio y a Rebeca quienes no sabían qué hacer, era muy probable que Ernesto reconociera a Rebeca, según ella misma le contó a Julio, habían vivido juntos por un tiempo pero el genio fuerte de él los había separado.
Supusieron que tendrían tiempo suficiente para escribirle una carta explicándole que Rebeca había muerto pero jamás miraron la fecha de la carta, al día siguiente serían las dos semanas y efectivamente al día siguiente Ernesto toca timbre en casa de Julio y al encontrarse con Rebeca pensó que ella lo abrazaría y lo besaría pero tal fue el temor dibujado en la cara de la mujer que el hombre pensó que no lo había perdonado aunque en realidad no era eso, era el temor de ser reconocida por el hombre con el cual había compartido parte de su vida y no saber cómo salir de ese enredo.
Julio salio al encuentro de ambos para explicar lo sucedido pero Ernesto no lo aceptaba, le parecía imposible que aquella mujer que tenía frente a él no era su Rebeca.
Julio tuvo que mostrarle una fotografía de las hermanas para que le creyera.
Ernesto se fue de la casa triste y desesperado pero sin entender aún qué estaba pasando.
Varios días después del entierro, un policía de particular golpea la puerta de la casa de Julio.
Lo hacen pasar preguntándole qué necesitaba a lo que el hombre les contesta:
Necesitamos que la señora Raquel nos acompañe a la comisaría, debemos hacerle algunas preguntas.
Muy asustada estaba Rebeca pero Julio la tranquilizó, en privado, diciéndole que a lo mejor era para firmar algunos papeles, nada más.
Pero todo cambió al llegar, el comisario hizo entrar a Rebeca a una salita, sola, sin su cuñado .
A Julio a otra sala igual pero separada de la de Rebeca.
Y comenzó el interrogatorio.
¿Cuál es su nombre completo señora?
Y Rebeca luego de pensarlo le contestó el nombre de su hermana.
¿Recuerda su cédula de identidad?
Y esto era algo en lo que ella sí había pensado y lo dijo correctamente.
¿Qué sucede comisario pasa algo?
No lo sabemos señora, aún, pero hemos recibido una denuncia en su contra…
¿Una denuncia? Pero ¿Quién querría denunciarme y por qué?
Ya se enterará a su debido tiempo, por el momento sólo responda mis preguntas.
¿Conoce a un tal Ernesto Campos?
Y la cara de Rebeca se puso color escarlata pero trató de disimular diciendo que alli hacía mucho calor.
No, no lo conozco. Contestó.
Pero tengo entendido de que fue a su casa a preguntar por Rebeca, su hermana.
Ahora que lo dice, creo que si, que vino un hombre preguntando por mi hermana pero se marchó en cuanto supo que ella había muerto.
Si…, eso nos dijo, pero no se fue muy conforme con lo que ustedes le contaron…
Sería tan amable de acompañarnos señora… Raquel?
¿A dónde me llevan?
Necesitamos sus huellas digitales…
Pero… ¿Para qué? Yo no hice nada…
Lo lamento pero va a tener que acompañarnos, hemos descubierto el engaño y creemos que tiene mucho que explicarnos señora Rebeca.
Pero yo…yo soy Raquel…pregúntele a mi marido
También sabemos que entre los dos planearon matar a su hermana y que usted ocupara su lugar…ese era el plan ¿No es cierto?
NO, no es verdad, jamás planeamos matar a Raquel, fue un accidente, lo juro…sólo que nos queremos tanto que pensamos que ocupando su lugar la gente nos creería y podríamos seguir juntos, lo se, fue una tontería pero nos enamoramos y quisimos estar juntos sin pensar que podríamos haber estado juntos sin suplantar la identidad, eso fue estúpido de parte de los dos, lo confieso, pero por favor créame cuando le digo que lo de mi hermana no fue planeado, fue un accidente nada más.
Lo se, sólo quería saberlo por ustedes, las leyes se hicieron para cumplirlas y… sin trampas, veremos que castigo hay para ustedes…se que la muerte de Raquel fue un accidente, el chófer que la mató confesó que venía ebrio y ya está emplazado.
Si no hubiera sido por algo tan pequeño como un anillo, jamás hubiéramos descubierto el cambio de identidades, en el apuro se olvidaron de sacarle el anillo de compromiso que llevaba Raquel y al leer la inscripción lo entendimos todo.
Además el señor Ernesto vino a denunciar que usted era Rebeca por una pequeña cicatriz que tiene usted en su brazo izquierdo, debido a una caída en la playa un día que estaba con él, lo recuerda?
¡Que idiotas fuimos!, pasamos por alto pequeños detalles que cualquiera se hubiera dado cuenta, no tenemos perdón de Dios.
No se si Dios podrá perdonarlos pero…esperemos que la justicia tenga piedad de ustedes y que algún día puedan ser felices…aunque hay algo llamado consciencia, es un bichito que corroe muy despacio…pero dejemos eso y veamos que les depara el destino.
Omenia.
|