“Para Camila y en memoria de Anita.”

Señorita Misshin

_¿Alo?_dices tú con el celular de juguete que te regale.
_¿Alo?, ¿Con la señorita Misshin?_digo con mi voz engolada y aflautada con una pieza rectangular de plástico azul, a manera de teléfono. Estábamos sentadas una al costado de la otra.
_¿Quién habla? _sigues preguntando, me miras y hago señas para que sigas conversando.
_¿Es la señorita Misshin?, tengo que hablar con ella _te miro, digo bajito que tú eres la señorita Misshin y entonces sonríes levantando la nariz.
_Si soy yo, ¿Qué desea?_ me respondes ya sin mirarme.
_Señorita Misshin, le llamaba para decirle que ha olvidado sus muñecas en el colegio.
_¿Cuáles muñecas? _ahí me miras de reojo.
_Déjeme ver, señorita Misshin, no son sus muñecas, sino su Patilarga _hago un gesto de sorpresa con mis ojos y hago señas que sigas conversando.
_Uy mi Patilarga, cuídela que voy a las 3 a traerla_ me miras y me preguntas la hora, te digo que falta todavía.
_Muy bien, señorita Misshin, no se preocupe la vamos a esperar, adiós _hago señas cuando cuelgo el teléfono.
_Adiós _tú también cuelgas tu celular de juguete.

Después seguimos jugando, tú con el celular de juguete y yo con el teléfono de casa y viceversa, hasta que viene alguien a decirme que cuelgue el fono porque espera una llamada importante ¿Te acuerdas de esos juegos Srta. Misshin?

Recuerdas cuando te lleve al Callao a visitar al chalaco, a Edu. Fuimos en el carro, llene el tanque en el grifo. Te asegure bien en el asiento del copiloto, estabas tan contenta que te reías y preguntabas por todo lo que mirábamos, tomamos la ruta de la Panamericana Sur hasta el trébol de Javier Prado, luego hasta Petit Thouars, de allí hasta la 28 de Julio, luego Wilson hasta Rufino Torrico, después pasamos el Ovalo Dos de Mayo y de ahí la Colonial, vimos el cartel Bienvenidos al Callao entonces tuve que reducir la velocidad porque allí está permitido ir a 60 Km no más. Te mostraba los puentes que cruzábamos por encima y debajo, los enormes edificios, los avisos publicitarios giratorios; cantábamos pero te cansaste y te dormiste en plena ruta, no era para menos porque el viaje duro cerca de hora y media, más o menos.

Cuando por fin llegamos encontramos a Edu con su mamá; ella aprovecho la visita para salir a hacer unos encargos urgentes y nos quedamos los tres solos en su casa. Edu era un tiranillo, quería subirse en su cochecito e ir a toda velocidad por el patio, como apenas hablaba solo señalaba y decía “pujame”, le empuje lo más rápido que se podía y él feliz hasta que se durmió de tantas vueltas que dimos. Después lo lleve a su cuarto.

Hace casi dos meses que Edu estuvo muy mal Srta. Misshin, ha estado internado en el hospital con pronóstico reservado a causa de un accidente automovilístico, cuando su papá me explicaba que había ocurrido, escuche su voz entrecortada y lagrimosa, eso dolió mucho, entonces lo consolé. Fui al hospital a visitarle pero ya no pude llevarte Srta. Missing hice el viaje sola al Callao, sin carro, con el Metropolitano hasta estación Quilca y de ahí en taxi hasta el hospital Barton. Esta vez ya no era un tirano, claro que no. Su mamá estaba a su lado muy preocupada, pendiente de él en todo momento; lo primero que hice fue abrazarle fuerte cuando entre en el cuarto del hospital y le dije que todo va a salir bien, que Edu es joven y fuerte, pronto lo llevaríamos a casa. Han sido momentos duros pero felizmente esa pesadilla termino, él evoluciono bien al tratamiento y ahora esta su casa.

Srta. Misshin ¿Por qué Pachico, Pieri, Kaela, Nashi, Edu y tú crecieron? antes era más sencillo cuidarlos que ahora.