Tus ojos contemplan la luz que un día brilló,
ahora esta habitación está vacía,
sin nada ni nadie en su interior.
No te engañes, tan sólo eres una marioneta de este teatro de tragedia, simple objeto de Dios.
Te refugias en tí mismo, buscando la salida de tu propio reino de oscuridad.
Pero aprende una cosa: no todo el dolor hiere,
tu no eres el único,
tu no eres el último...
tan sólo eres eso...
una marioneta,
títere del Señor rodeada entre hilos de tristeza...atormentada por todo lo que cree ver a su alrededor...pero mira bien
No hay nada.
Nada a tu alrededor.
Estúpidamente te aferras a la idea de ser alguien mejor pero tu falsa pureza te incita más al pecado.
Entonces, ya no distingues entre el bien o el mal...
¿Acaso los árboles muertos te enseñaron a llorar?
No, tan sólo aprendiste de sus llagas
y a derramar ríos de sangre, dolor, tras el dolor. La historia, el drama se repite, una tragedia griega,
un teatro de tragedia.