No estaba tu bello cuerpo en el río solo vagaban tus ojos sin asilo el agua corría tan impetuosa y fría que temí que no vieras sus deseos. Corrí a buscarte muy congojada sola te llame dulcemente por tu nombre pero tus ojos seguían tan perdidos que no pude hacer que me miraras. tu silueta formaba un remolino alto como un vara de junco frente al río la vida permitía que te llevara herido Mi cuerpo se aferró de tu nostalgia mis ojos penetraron tu área melancólica Y nos fundimos en un todo silencio ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO.
Texto agregado el 21-07-2016, y leído por 264 visitantes. (8 votos)