Conocí su sonrisa por una foto,
aunque ya la había visto sonreír antes,
pero esa sonrisa no era sincera,
esa sonrisa dejaba un gusto amargo,
esa sonrisa era forzada.
En cambio la sonrisa
que vi en la foto
era la más brillante
que jamás había visto,
al ver esa sonrisa,
yo también sonreía sin darme cuenta,
esa sonrisa era cautivadora,
esa sonrisa era pura.
Ella, sentada encima de una roca,
atrás de ella, un Océano sereno,
a los lados, turistas viéndola,
sonriendo, admirándola.
Ese era el escenario,
donde resplandecía su sonrisa,
la sonrisa más pura,
que jamás vi. |