Dormida quiero estar cuando anochezca
la vida entre mis manos ya vencidas,
con alivio en la piel sin que florezca,
la flor que guarda esencias hoy prohibidas.
No habrá aromas ni sol cuando perezca
la última ilusión, y conmovidas
aguardarán las musas que aparezca,
la luna para dar su despedida.
Dormida soñaré con tu sonrisa
de niña que inocente sabrá hermosa,
la paz que en el silencio es tibia y suave.
Dormida te veré correr deprisa
y yo te entregaré en un sueño rosa
mi corazón y el cielo con su llave.
Texto agregado el 11-07-2016, y leído por 258
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