RIÑA
Febrero 2015
No le digas a tu viejo, a donde vamos porque no le va a gustar y se engrana, me decía el tío Vicente Secreto,, mientras caminábamos rumbo al boliche del Ruso Ivanosky, yo, de cuatro años había quedado a su cargo, ya que mi viejo laburaba ese Domingo, porque tenía que terminar un trabajo, y mi vieja, como era su costumbre, estaba internada esperando dar a luz.
Llegamos y vimos que las canchas de bochas estaban vacías, pero al costado de ellas se amontonaban los parroquianos, formando un circulo, y dentro de él, dos paisanos tenían en sus manos, gallos de riña, la gente apostaba y mostraba su dinero desafiando a los demás, uno de los animales era bataraz y el otro de un color rojizo.
Los largaron al ruedo, los animales se quedaron quietos como estudiándose, pero fueron pocos segundos, enardecidos se acometían, estaban armados con púas de acero en sus patas. La lucha era intensa, volaban las plumas y se entremezclaban sus sangres, la gente enfervorizada alentaba a sus favoritos. El tío aposto al rojizo.
Cuando el bataráz quedo tirado en la pista,el tio cobro su apuesta , vi que eran muchos billetes, guardo algunos y separo otros, nos dirigimos a mostrador, donde varias mujeres atendían a la concurrencia, cuando se desocuparon un poco centraron su atención en mí, el cliente más pequeño del lugar, me pasaban de mano en mano, preguntaban mi nombre, y me convidaban con caramelos, el tío les pidió que me cuidaran un rato, y desapareció detrás de una cortina de la mano de la más linda de todas, luego de un tiempo, llego con su cabellera revuelta, sudoroso y sediento.
Mientras se tomaba un vino, esperando que yo terminara mi Bidu Cola, me recalcaba. no le digas a tu papa que vinimos aquí, decirle que fuimos a dar una vuelta nomas.
Fiel a mi palabra, apenas llego mi viejo, le conté de los caramelos que me dieron, de los gallos que peleaban, y de que se fue con la más linda y me dejo con las otras chicas.
Nunca había visto a mi padre tan enojado, le dijo de todo, el pobre tío no atinaba a decir nada.
Cuando se aplacaron los ánimos, ambos me pidieron que no le dijera nada a mama…Imagínense el resto.
.Agustín Alberto Secreto
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