Casimiro Carriondo (El cocinero)
Si alguien ha merecido ser reconocido como uno de los más grandes “Chefs” quizá del mundo sin duda es Casimiro Carriondo, un hombre sencillo, un hombre modesto, un hombre sin pretensiones, que vivió allá por el siglo XVII en una pequeña localidad de la provincia de Huelva.
Un trabajador humilde, pero que poseía una gran capacidad creativa que al final plasmo en una grandiosa creación gastronómica alabada por todos pero ignorando al creador, así es de injusta la Historia con los mejores que por modestia pasan sin merecerlo al anonimato.
Casimiro era un autodidacta que solo se formo fiándose de su paladar, de su buen sentido y sobre todo de su perseverancia pues un plato como el que creo solo puede conseguirse a base de esfuerzo, de trabajo y de muchas horas de experimentación.
Afortunadamente para él vivía en una región en que los productos eran muy sanos, naturales y de extrema calidad y aunque ni por un momento planeo hacer nada sofisticado o complejo, la ventaja de tan excelentes materias primas le ayudo sin duda a conseguir tan excelso resultado.
Pero que nadie ose pensar que porque su creación se basara en una elaboración sencilla fue fácil, sino muy al contrario el lograr una armoniosa y equilibrada suma de sabores utilizando solo productos básicos está solo al alcance de algunos privilegiados y él lo era.
Otra de las virtudes de Casimiro, sin duda básica para su empeño, era la paciencia, desde el principio se planteo su futura creación sin prisas, el tiempo no importaba si el resultado final era optimo como así fue, no se impuso una fecha para ofrecer al mundo su futura trabajo y aunque tardo siete años en terminarla podían haber sido veinte y no le hubiera importado, él era un artista de los fogones, un creador y a los creadores ni se les achucha ni se les marcan tiempos.
Casimiro aunque era como hemos dicho un hombre sencillo y con una preparación limitada no dejaba por ello de ser un gran amante del método y la experimentación, cualidades que tenía desde su nacimiento y que le ayudaron muchísimo en su empeño, así que antes de comenzar las pruebas de su futuro plato creo unas líneas maestras que no abandono nunca.
- Su plato debía ser barato, muy barato, para que estuviera al alcance de todos.
- Debería estar formado por elementos fáciles de adquirir en donde vivía.
- Por supuesto realizado a base de productos naturales
- Con sabores integrados en los gustos y costumbres de la zona.
- Y que pudiera prepararse sencilla y rápidamente.
La verdad es que era todo un reto y visto ahora con la perspectiva del tiempo, la cosa parece más fácil, pero crear algo nuevo nunca lo ha sido y Casimiro sufrió por ello a lo largo de aquellos años muchos fracasos, muchos sinsabores y muchos disgustos y no es menos cierto que estuvo en muchas ocasiones decidió a abandonar sus experimentos y tirar todo por la borda cuando pasaba el tiempo y seguía sin dar con el “quid”.
Hasta que sus esfuerzos se vieron afortunadamente para él y para la posterioridad recompensados, llevaba ya unas semanas muy ilusionado porque en su fuero interno estaba convencido que estaba cerca del final que por fin llego.
Una tarde muy ufano presento a las fuerzas vivas de su villorrio su creación, un plato sencillo que cumplía todos los requisitos que desde el principio se había marcado utilizando como quería productos naturales, sanos y de gran calidad, había conseguido una unión magistralmente integrada, uniendo a una masa realizada con harina de trigo y leche pequeños trozos de jamón, conformando a continuación pequeñas bolitas de tamaño medio que rebozo en huevo y paso por pan rallado friéndolas en aceite muy caliente de oliva virgen, creando así para disfrute de las sociedades venideras las croquetas de jamón.
El éxito y el reconocimiento que recogió de inmediato le pago con creces los esfuerzos y los sinsabores que había sufrido durante los últimos años y le dio fuerzas animado por sus vecinos para imaginar algunas otras versiones tan apetitosas como las primeras, cambiando el jamón por bacalao, chorizo, pollo, etc, completo su primera idea y creo las croquetas variadas, pudiendo sin duda definir la obra completa como la “releche”
Y ya vemos lo que es la vida a pesar de semejante aportación a la comida mundial apreciada y estimada por todos los visitantes que tienen la fortuna de probarlas, no ha servido para que nadie recuerde a su creador al bueno de Casimiro Carriondo, bueno yo sí y por eso lo cuento.
Fernando Mateo
Mayo 2016
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