BONITA
El ser humano como individuo es único, pero si bien es cierto todos tenemos algo que se llama Amor Propio y que muchas veces ignoramos o sencillamente lo dejamos de lado para apoyarnos en ella en algún momento que nos fuera necesario.
En mi caso la puse en un lado en donde siempre pudiera verla, pero sin darle mucha o nada de importancia debida, es así que tanto la descuide que empezó a volverse gris y triste, tanto que ya no era agradable verla.
Un día mi amor propio a quien puse por nombre “BONITA”; se apagó y agoto tanto que lo único que hizo fue mirarme con tanto odio que fue suficiente para darle toda mi atención, ahí descubrí que era mi enemiga jurada, la había descuidado tanto, la había olvidado, no la alimente, no la valore, ni mucho menos la respete, la humille y falte tanto el respeto que ahora me odiaba por haberla vuelto aquella cosa fea, seca y amargada. Mis acciones la olvidaron por completo, entonces me hizo frente pero yo la ignore, le mentí, le traicione y sobre todo mate su confianza a tal punto que no había nada que pudiera hacer.
En un primer momento me entristeció verla así, tan triste y apagada y me avergonzaba saber que yo era responsable de su estado, ella había sido muy paciente conmigo, tan tolerante, me había dado tantas oportunidades para enmendarme y darle el valor que ella merece y tiene, pero mis emociones, ambiciones y defectos, me manipularon de tal modo que solo quería satisfacer mis más egoístas miserias, mis anhelos. Fui tan egoísta que le devolví la mirada de odio poco después, pues era muy difícil cambiar y dejar de lado muchas de mis ambiciones y mi egoísmo.
No veía que sin mi “Bonita” yo no era nada, yo no existía, sin ella yo no valía nada.
Me aferre tanto a mis estúpidos anhelos, me embarre en mis ambiciones que no fueron más que una quimera, que me encerraba y no me dejaba salir de mi más grande ignorancia, la busque pero ya no la encontré, grite y seguí gritando por un poco de su aprecio, por un poco de su valor para poder luchar, pidiendo de su coraje para que me impulsase hacia arriba, para salir adelante, grite su nombre tantas veces, solo para escuchar su silencio, me hundí en la putrefacción de mi egoísmo y mi “Bonita” no me miraba , pero lo peor era que yo no la podía ver. Grite, grite y grite llamándola, tanto que me quede sin voz, entonces llore, llore por mi terquedad por mi ignominia; y como todo ser humano albergue la esperanza de que mi “Bonita” me perdonara; esperanza que alimente con lágrimas y suplicas, reconociendo mis errores y luchando por superarlos, y la par seguí pidiendo su perdón; ella me miro. Y cada día lucho y me esfuerzo por demostrarle lo valiosa, lo importante, lo única que es, que ella es mi “Bonita”, y que mi realización será su perdón.
Aun no lo hace, pero ya me sonríe.
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