Me gustan las cosas rotas. Observarlas como un puzle que necesita ser recompuesto, cada pieza en su sitio, un giro aquí, apretar allí, parecía que si pero no, y vuelta a empezar de nuevo. Con cuidado, no se rompa más (o te rompa a ti)... Hasta hallar la posición exacta en que todo vuelve a funcionar.
Las personas somos igual, salvo que algunas eligen quedarse rotas, optan por no volver a funcionar, prefieren no dejarse ayudar por si duele, por si hay que esforzarse mucho, por si salir de la zona de confort asusta demasiado...
Prefiero las cosas rotas, ellas siempre quieren seguir viviendo.