Me mantengo a un lado,
observando vidas miles,
deseos y caprichos banales,
aspiraciones estrechas,
destinos planificados…
Me mantengo a un lado,
en silencio otorgado,
solo escuchando los susurros del resto,
sus cavilaciones absurdas,
sus ruegos a destiempo,
ahogados en la ingenuidad,
en la desesperación anquilosada,
en sus mentes opacas.
Me mantengo a un lado,
porque no quisieron salir de la gruta,
prefirieron enterrarse aun más profundo,
en los posos de la inconsciencia fría,
desterrándose de una libertad distinta.
Mantengo distancia prudente,
de las hipótesis retrogradas,
y camino tranquilo lejos de ese camino retorcido,
eliminando las dudas,
dejando pasar los gritos de auxilio,
rodeando las concepciones erráticas de los formados en las hileras,
hacia destinos subyugados.
Me mantengo a un lado,
alejado,
en las sombras de un recuerdo inquietante,
porque quizás olvidaron al dios… pero no sus proezas.
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