Derrotado, cansado y enojado camino sin rumbo fijo, la impotencia de no tener control sobre lo que pasa me decepciona, arrancándome de cuajo la poca cordura y serenidad que conservaba. Toda lucidez y tranquilidad las extravié en un fuerte pleito con dos personas que no merecían conocer mi malestar, un paramédico y un dependiente del hospital regional fueron afectados por mi ira.
Aún alterado y al borde de las lágrimas por impotencia tomo asiento entre los verdes bandejones de una plazuela ubicada en el centro de la pequeña ciudad de Arica.
_¡Estas mierdas van a enloquecerme!_ mantengo un agrio monólogo sin importarme las personas que al pasar cerca me observan por el rabillo de sus ojos
_¿Qué mierda quieres de mí? ¡Sí ya me quitaste todo, y te dí todo!... ¡No tengo nada!... ¡Por qué te empecinas en mantenerme en esta ciudad de mierda! ¿¡Que mierda quieres que haga acá!?_ Las preguntas sin aparentes respuestas forman un torbellino en mi descontrolada y nublada cabeza.
Viernes, medio día, y las personas transitan en pos de sus propios asuntos. Acomodándome en el respaldo del banco de madera cierro los ojos para tratar de controlar el mal humor.
De la mano de la impotencia, la frustración y el cansancio llega el dolor de la decepción. Me abraza un descolorido sentir de soledad absoluta. En todos estos años no recuerdo haberme sentido tan solo como en este momento. Un putrefacto velo color tristeza pinta mi rostro quebrándome. Creo ser incapaz de encontrar alguna palabra de aliento que alimente mi alicaído espíritu. Es en este instante de abatimiento y soledad cuando suena el teléfono móvil.
_ ¿Aló?_ Pienso en qué las cagué en responder, no tengo ganas de hablar con nadie.
_ ¿Jorge? ¿Huevón en donde estás? ¿Cómo te fue con el doctor?_ Preguntas y logras arrancarme una sincera sonrisa al escuchar tu voz.
_ ¡Lenka que rico escuchar tu voz! Bueno me fue como las bolas en los trámites, de nuevo no pude ver al doctor y esta cagá se extiende por un mes más. Sé que estoy muy bien, físicamente hablando. Pero los continuos viajes, los recuerdos de esta ciudad de mierda, el cansancio, el desgaste y la incertidumbre de no saber que pasará conmigo más adelante me desespera y enloquece. Estoy tan enojado y frustrado; cansadisimo de todo esto que comenzó hace casi tres años y aun no termina. Conversar contigo me anima un montón, gracias por llamarme, por estar cada vez que te necesito. No sé como mierda siempre sabes cuando estoy cagado. Estoy exhausto, triste, muy triste Lenka. Estoy solo; aquí ya no tengo a nadie_ Mis palabras se visten de tristezas_ No sé por qué se presenta este sentimiento de mierda. ¡Maldita sensibilidad!
_ ¿Y que mierda haces allá? ¡Levanta ese cansado y deprimido trasero y tráelo de regreso a Iquique! ¿O prefieres que te vaya a buscar y te traiga de regreso a patadas en la raja?_ Logras hacerme reir de buena gana_ Acá está tu gente Jorge. Tu familia, tus amigos, tu hogar, y las personas que te aman. Estás puro hueviando en ese pueblo de mierda. Ya no tienes nada que hacer allá. ¡Así que toma ese pesimista cuerpecito tuyo y tráelo de regreso en este instante! Antes que me enoje y te mande también a la mierda por estar pensando huevadas_ Reímos de buena gana.
_ Gracias Lenka, no sabes lo que te quiero y lo mucho que significan tus palabras. No te imaginas como necesitaba un gesto como el que me acabas de regalar.
_ No tienes que agradecerme nada mijo. También te quiero mucho. Además debes regresar pronto para que te enteres de mi última conquista_ Me responde pícaramente.
_ ¡No me digas que de nuevo enamorada!_ Me haces reir mucho por tus continuos y torridos romances.
_ Bueno enamorada, enamorada, aun no. Pero parece que para allá "Va la micro"_ Ambos no paramos de reir de buena gana.
_ Bueno en un par de horas más estaré por allí, te veo más rato. Besos mi "Padawan".
_ Me avisas cuando llegues para ir a buscarte y tomarnos un té. Besos mi "Obi Wan Kenobi"_ Volvemos a reír por los nick names.
Cerrando la llamada veo unos locales ambulantes en donde venden libros. Adquiero "El Señor De Los Anillos" para entretenerme durante las cuatro horas que dura el viaje de retorno. Al guardarlo en mi mochila de "viajes cortos" encuentro dos cartas que fueron escritas para mí. Pero pienso que a pesar de ser yo el destinatario no me pertenecen. Lo sé por una pequeña nota que hay escrita en una esquina de una de las cartas. Es un mensaje que me dice "Las escribí para tí, pero no son tuyas. Me pertenecen" Es algo complicado de explicar y lo haré, lo prometo. Pero no en este relato; lo dejaré para más adelante. Guardándolas en un sobre con mi nombre impreso las llevaré de regreso a donde pertenecen...
_ Si, eso haré. Iré a devolverlas y quizás algún día me anime a venir a buscarlas. Eso es lo último que haré en esta ciudad. Después regresaré a Iquique para no volver jamás.