Como un átomo desprendido del universo
tu imagen, fue un fatal recuerdo
que se estalló en el medio del firmamento,
se estrelló la libido de tu deseo
en cada una de estas líneas
que se deforman
ante la presencia de un beso.

No te hablaré de mis pesares,
me mostraré tal cual soy,
entre espectros de fauces baratos,
entre musas raquíticas y enfermas,
entre lo que esconden mis ojos
y la desvergonzada imposición
de mis labios sobre tus hombros.

No tengo intenciones
de seducir a las palabras,
esta noche danzo junto a la muerte
entre la tinta y la escarcha;
esta pena se doró al sol,
siendo desvelo incierto
sobre el semblante del cielo,
ésta, cargada de pájaros
y pedazos distorsionados de pasión entre los dedos.

Adiós,
te miré
buscando la luz que moraba en tus ojos,
me sentí liberada
cuando mi mente fue aducida por los misterios
que recorriendo los bordes de tus tesoros,
cuando me rompiste en un abrazo
y se impregnó de rosas y orquídeas
cada uno de los harapos que vestían
la desproporcionada impronta de tus demonios.