He perdido una estrella dorada
Se posaba a la izquierda de mi ventana
Y por tal razón
En mi corazón tengo un remiendo,
He bordado entre los zorzales del alba
Una pena de amor junto con una lágrima.

Querido lector,
Si ves una estrella de seis puntas
Tráemela por favor,
Si ves que brilla y alumbra los harapos que cuelgas
Tráela y no dejes que me apene.

He perdido una estrella
Y un grandullón bribón y grisáceo
Me ha cerrado la puerta de su corazón
Y le temo al frío de la ausencia,
Le temo a que me deje en medio del desierto
Sin el calor de su cuello como consuelo.

Lo extraño,
Y a pesar de que se lo diga a menudo
Se lo repito hasta el cansancio
porque de ese sentir no dudo.

Mueca de sonrisa honesta,
Que ha cautivado
La inquieta pasión que se posa remilgada
En la fuerza de su mirada.


Humilde persistencia
Que me falta en estas amargas horas,
Cada gota contra el barro se integra
Pero mis pensamientos se han ido a revolotear
Bajo el menester que proyecta su sombra.

-Y ya ¡Deja de jugar a las escondidas!
Que me estás embromando,
Con la bruta nobleza de tu corazón
Me has hechizado,
Con el descaro encanto de tus palabras
Me has dado los motivos para quedarme a tu lado.

¡Y me dejas!,
Me has dejado un romance recitado por tus labios
Para que cuide de mis sueños cuando te hayas marchado,
Para que me guíe,
Cuando lleves a cuestas, la estrella fugaz
Que del centro abstracto de mi interior,
Para brindártela, he arrancado.