Tengo...
Arrullando mis ojos
La mítica sabiduría de todos los tiempos
(Y no son lágrimas los que de ellos nacen)
Brotan cáusticamente ámbares risueños
Con los que adorno
Los rojos venablos que siembro
En el viento...

Tengo...
(Por mecenas)
calidas tormentas con las que riego...
el vaivén profano de mis caderas
y en lado izquierdo de mi pecho
tiene un relámpago como mástil
sobre que el que cuelgo...
los sabores oníricos de cada beso sorbido
y los iridiscentes latidos de mis cambios de piel...

estoy...
hecha del más puro acero, de aromas a tierra húmeda
del rocío de cuerpos estrenándose en sus primeros jadeos..
de arena que cuenta historias
y de brújula que solo en el norte muere...

tengo...
(como amuleto) el cuarto menguante...
con su medio todo
y su medio nada
(conspirando a mi suerte)
develándome bajo su magia.
y mi cuerpo esta tatuado de infinitos destellos
que en mi nombre ofrenda...
no hay recodo de mis ansias...
que no se ventile a mi paso...
y me veo en las profundidades del ocaso
(de crisálida a fiera...)
destilando la más arcana de todas las auras...


tengo...
un fino oboe en mis oídos
(que se derrama en silencio)
sobre la sombra de los caminantes
y me oyen...
y me sienten..
con la mirada perdida en el intermedio del horizonte
y la sonrisa plagada de mis ausentes promesas
(no por ello.. menos certeras)
revocándoles la voluntad mientras claudican
ante mi canto de sirena...
(santo y seña)
de la más antigua lujuria...
que corre por mis venas...

estoy...
(siempre) preñada de venerables susurros
huella viva del paso
de multicolores cuerpos
con los que me he pintado un ropaje
que cambio... (a voluntad)
cada vez que en mis huesos
amanece en otoño
y es
el llanto
de ese pájaro de fuego
el que inmola (aquel inconcluso suspiro) en mi pecho...
cuando mi indómita piel
(se apuesta y se pierde...)
en el inexorable crepitar
del deseo...

_de ti_

(por ahora...)


...






(silente)







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