¡Qué mortificado te encontrabas!,
De dudas quedó vacía mi mente,
Y creí en Dios,
Le otorgué un sentido
Y maldije al universo,
Con la fricción de la luna roja
Meciéndose de lujuria
En la concreción de cada beso.
Con vos
La vida fue derroche
Y carnaval estival en la noche,
Entrelacé mis dedos en la ficticia cruz de tu pecho
Y eché a rodar
Por las calles destruidas
de una ciudad dormida,
Vertida entre los escombros de las glorias vividas.
¡Felicidad absurda!
Llegaste a destiempo
Cuando para buscarte me fallaron los sentidos,
Cuando para imaginarte se me volaron los ojos
Persiguiendo el diluvio asiduo
de tu cuerpo al desnudo;
Tibio apetito nocturno.
Amigos,
Luz incierta que abrieron al mundo mis pupilas,
Familia,
Oscuras laceraciones
ante la presencia de un demonio
que jugó a ser Dios;
enfermo esquizofrénico.
Tristeza, marginación,
Te marchitas pequeña flor de la infancia
Y yo me dejo ir con vos,
Hace años que me he ido
Del hermético templo que oprime el corazón
Me he ido y en el interior de mi laberinto
Me he perdido
¿Puedes escucharme?,
¿Aún, recuerdas mi voz?
Dime algo mi amor,
Dime algo o vete lejos,
Vete y déjame vivir mi vida, por favor.
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