Cuando fui al sur deje mi traje, deje mis espinas y mis nostalgias, traje los colores otoñales, el curso del río más corto y soñado, deje mis necias palabras, mis silencios y locuras ya tejidas de años. Traje sabiduría, flores secas, dulces sueños, deje mi equipo de añoranzas, me traje el mercado de dulces y frutos. Gente feliz y alegre que me susurraban delicias. Deje el llanto agridulce, los tiempos inexistentes. Descubrí las mieles de la vida el elixir de los lagos. Cuando me fui al sur, comprendí lo bello y natural, deje aquellos trapos despojándome sin rencor. Ahora al llegar a mi pueblo encontré orden, deseos y juventud, en mí costado y dentro de mi baúl, dentro de mis tintas escritas con la línea de versos. Encontré mi gente más alegre, más fuerte, más cariñosa. Me entere que yo no sabía ver lo que tenía en mi norte hermoso, descubrí el sol que me fue acompañado a través de camino...
Cuando fui al sur, viví de otra manera sin olvidar lo bueno de mi vida, ni tratar de olvidar lo malo, ambos marchan en un solo espacio, y allí se unen en la historia de mi vida…
Alessandrini María Del Rosario.
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