El arrecife se caminó la playa
buscando a la ola que lo acaricio
su paso abrazo la playa ardiente
levantando miles de pequeñas partículas
de aquella arena poseída por su poder.
El mar no se amilanó, lo esperaba
Como espera la playa sus aguas sin temor,
de sus habitantes ninguno asomo
estaban cumpliendo con sus obligaciones.
Seguía el tiempo amedrentando
con su furia y su gran poder de don.
Las aguas comenzaron a danzar lentamente,
las olas triunfantes se balanceaban
la arena movía sus criaturas enterradas,
todo entro en ebullición repentinamente.
De pronto la tormenta paso de largo,
el arrecife quieto sobre la playa no se movía,
las aguas dormían quietas y transparentes,
las criaturas seguían su curso del día,
todo termino naturalmente como comenzó…

Alessandrini María Del Rosario