La noche se teñía de luces y de sueños
mientras ella dejaba su capa negra
sobre el mundo que giraba sin parar
ella distinguida sabía danzar alegre
sobre los hombres y mujeres que se divertían.
La luna coqueta la sentía feliz
comprendía que le gustaba ser noche
ser la oscuridad que muchas veces la luna
acompañaba con placer de jugar con los sueños.
Las estrellas se juntaban arremolinadas
tratando de hacer una fiesta de colores
teñían sus puntas de celeste y rojo,
y se multiplicaban por la noche en su danza.
La señora las veía pasar como cometas
las sentía felices e inquietas en la espera.
El sol debería comenzar a despertar,
la fiesta casi estaba al final del camino...
el comenzó a despertar lentamente,
le guiño un ojo a la luna y el otro a la dama.
Mientras las estrellas y luceros se rendían
de sueño, y cada uno se retiraba a descansar.
qué bello se veía el amanecer con tantos
pájaros volando en el infinito cielo,
y ver a la dama de la noche correr con sus galas
mientras sol espiaba como se veía llegando
al otro lado de la luna, y despertó celoso,
pero al fin, comprendiendo que así seria siempre...

Alessandrini María Del Rosario