Jueves veintitrés de Junio del año de nuestro señor dos mil dieciséis. Sentado frente al computador escuchando "No dejes qué..." De la banda mejicana Caifanes; busco lectura en la página de los cuentos y extrañamente a las doce de la noche con quince minutos me viene una extraña y fuerte sensación de saber qué sonará el telefono móvil. No sé como explicarlo, pero algo me dice que así será.
Me aseguré de saber la hora pues deseaba escribir una historia que se desarrollaría a partir de esa supuesta llamada, y saber a qué hora ocurrió me sonó de importancia para el relato. ¿Como lo sé? no tengo la menor idea.
Observo el dispositivo móvil que descansa a un costado de la pantalla del computador; inmóvil, apagado, yace sin vida. Pareciera que no tiene la menor intensión de moverse, de escupir esa muchas veces molesta campanilla, anunciando una llamada entrante. Lo observo detenidamente por algunos minutos más. Aquella sensación se mantiene... Tengo la intensión de tomar el móvil pero me resisto ante el impulso, ¿Porqué? No tengo la menor idea.
Pasan lentos diez minutos; no puedo dejar de observar el maldito telefono y no puedo sacarme la sensación de qué aún podría sonar.
Son las doce y treinta minutos_ No, ya no sonará. Y ahora sí terminaré volviéndome loco_ digo mirando el dispositivo cuando la sensación me abandona y los sonidos de la noche regresan inundando la nocturna atmósfera.