Durante la conciencia vital, he percibido al mundo paranormal. Con sus personajes, sus voces y sensaciones,
visiones, miedo y valentía.

El don concedido me hacía viajar, consciente e inconscientemente en forma astral o espiritual.
Me salía de mi cuerpo y flotaba donde quería.
Pero llegó el momento de pedirle un día a Dios,
que desestabilizara este don si no procedía de él. que lo eliminase en forma total o al menos lo durmiese, porque siempre había vivido llena de temor a esos seres traslúcidos que en algunas ocasiones me habían agredido físicamente.

Al parecer, me otorgó la gracia al menos de no percibir ese mundo oculto a la mayoría de la gente, y que sólo algunos desafortunados pueden ver y sentir, estando aún con vida...