Medianoche, tiempo que se apodera del cuerpo,
puerto donde recala la vergüenza íntima de marzo
y florece en los labios de amantes fortuitos.
Con imágenes de libélulas danzando en la niebla.
Momento de inspiración que libera las aves
en laberintos que esperan una voz orbitando labios.
Silbido de serpiente en la oscura memoria
que encierra un código secreto para los iniciados
que buscan pequeñas migas de escasos sueños
durante el descuido aparente de una diversión con sentido.
Risas escondidas con los cuerpos de fondo
viviendo de la única manera que la medianoche lo permite,
tendidos en el suelo en el silencio de un deseo
del que surge la raíz de los hechos.
Texto agregado el 20-06-2016, y leído por 212
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