Observo a Marco, se encuentra pensativo, con ambas manos en la cintura, de pie mirando el burbujeante hervidor de agua.
Mi amigo termina su acostumbrado ritual llenando una pequeña y humeánte tetera con la cual sirve el dorado brebaje en pequeñas tazas de té.
_ Mira huevón_ Dice como reflexionando, "eligiendo con pinzas" cada una de las palabras_ Cuando llegue ese momento, vendrán unos segundos de quietud. ¡Pero cuidado! Pues no serán de tranquilidad, más bien de incómodidad. Y debes saber qué es en ése instante cuando deberías decir "¡Así no más!". Sabrás que ese es el punto de partida para tomar todas tus cosas e irte de ese pueblo de mierda para nunca más regresar. Estuviste viviendo un tiempo prestado, una mentira, un lapso que sobraba. ¡Ella no te quiere huevón! (¿Por qué todos mis amigos se han empecinado en decirme lo mismo?)
Levantándome de mi silla entrego a Marcos la bandeja con los dulces de alfajor que tanto gusta degustar_ Tome cumpa_Le digo sonriéndo_ Te los mandó la mismisima viejuja de los dedos negros_ Marco erupta una sonora carcajada.
_ Huevón de verdad te pasará y cuando pase te acordarás de mi_ Me mira meditabundo, como si fuera el sacerdote de un oráculo que predestina desgracias ajenas.
_ Bueno Marco, si me pasa, prometo acordarme de ti. Pregonando a los cuatro vientos que lo habías vaticinado este día, jornada de té y de dulces de alfajor._ Ambos reímos de muy buena gana.




Caminamos por la desolada y oscura calle en busca del colectivo que te lleve a casa; algo me conversas tratando de mantener la situación animada, pero es evidente que la animosidad nos abandonó hace ya un par de horas atrás.
_ Te lo dije en mi carta Jorge, no me malinterpretes, pero estoy demasiado confundida; y no deseo confundirte. Creo que ya no hay nada más que agregar a lo que estamos viviendo_ Dices resignándote frente al destino que deseas controlar. No sé que pensar y una maraña desconocida de sentires me atrapa. Camino en silencio, tu tomas mi brazo tratando de aminorar el dolor que seguramente experimento; una madeja de sentimientos que a decir verdad pensé que no llegaría a existir.
Los minutos pasan agotadoramente y de la nada somos cubiertos por un pesado velo de mutismo; es un extraño sentir que innegablemente viene de la mano con la incómodidad. Experimento el deseo de estar en cualquier otro lado para evitar sentirme de esa manera.
_ ¡Así no más!_ Digo rompiendo el silencio pasado algunos tensos minutos_ ¡Marco dijo que esto pasaría!_ Te miro aguantándo la nerviosa risa que desea escapar de mis labios al recordar a mi amigo.
_ ¿Quién es Marco?_ Preguntas algo enojada mientras imagino a Marco leyendo el futuro en los restos de hojas de té y migajas de dulce de alfajor.