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El disgusto de Ifitos rey de Elida
Corría el año 775 a.C cuando en un golpe de clarividencia, Ifitos rey de Elida, una de las ciudades estado que conformaban la Grecia antigua, se reunió con sus principales colaboradores para decirles.
“Queridos amigos y consejeros de todos es sabido que las continuas luchas fratricidas con arcadios, argolidas, laconios, acaios y demás griegos, nos están mutuamente debilitando y dejándonos en una comprometida situación ante los posibles ataques de persas y turcos, tenemos que hacer algo para acabar con esta sangría”
Suspiro un momento y agrego.
“He pensado que quizás fuéramos capaces de dirigir esta belicosidad hacia otro terreno que no fuera la confrontación bélica y así conseguir un periodo de paz que nos ayudaría a todos”
Y continúo.
“¿Qué os parece si tratáramos de organizar unos enfrentamientos entre atletas al que invitaríamos a todos nuestros compatriotas y dirimir en él la pretendida supremacía de unos frente a otros pero en un terreno deportivo no sangriento? ¿Y qué opináis si lanzamos a todos esta idea y les invitamos a la participación exigiéndoles que firmen un acuerdo de no agresión al menos durante el periodo en que se celebren las pruebas?”
La idea fue acogida por todos con entusiasmo y esperanza, recogiéndose en esa misma reunión las sugerencias que luego transformaron en reglamentos y que de inmediato enviaron a las otras ciudades estado, a unas bastaría una simple misiva y a otras más belicosas como Esparta sería necesario que el rey la llevara en persona.
Enseguida estuvieron de acuerdo en que la ciudad donde se celebrarían los recién nacidos juegos seria Olimpia y que la confrontación se conocería en el futuro como Juegos Olímpicos y que los consagrarían a Zeus respetado y amado por todos, solicitando además a todos los participantes el compromiso de establecer fuertes castigos al que no cumpliera el compromiso de paz.
Decidieron también que solo participarían en ellos hombres de origen griego que fueran libres, que estarían vetados para las mujeres y que los atletas no podrían ayudarse de ningún aditamento exterior, por lo que participarían desnudos y descalzos, pesando probablemente en esta decisión el culto que todos los griegos profesaban al cuerpo humano.
También pactaron que no habría ninguna recompensa material solo una corona de laurel para el vencedor y fijaron una periodicidad para su celebración de cuatro años, pero que el primero para no demorar el asunto seria al año siguiente el 776 a.C.
Y aunque estaba en el ánimo de todos que en el futuro se incluyeran una gran diversidad de pruebas como la lucha, el lanzamiento de jabalina o disco, el pentalón, saltos, etc, en estas primera prueba debido a la falta de medios y de tiempo solo se incluiría carreras de ciento noventa y dos con veintisiete metros, la longitud del estadio de Olimpia y como la pista tenia treinta y dos metros de ancho, decidieron que las eliminatorias serian de dieciséis en dieciséis, dejando para la final solo a los ocho mejores corredores.
Y muy entusiasmados comenzaron el envió de información e invitaciones a todos los reyes y colonias griegas para conocer sus respuestas, respuestas que ante la extrañeza de los elidanos fue entusiasta, no hubo una ciudad que no contestara prestamente asegurando su participación muy contentos con la idea de la competición y del acuerdo de paz aunque solo fuera provisional y durante unos días.
Y empezaron los preparativos, alojamientos para los atletas, construcción de pensiones y albergues para los muchos visitantes, acondicionamiento de las entradas de la ciudad, creación de un grupo de vigilancia para evitar robos y tropelías, planes para embellecer la ciudad y sobre todo entrenamiento de los posibles participantes, soñando Ifitos con que sus atletas fueran los vencedores de la que en voz baja llamaba su olimpiada.
Y llego el momento, primero la celebración de las series eliminatorias entre los cientos de atletas que habían llegado de toda Grecia, siendo palpable como aumentaba la tensión día a día esperando el gran momento de la final, que al fin llego ante una inmensa y variopinta muchedumbre medio sorda por el sonido de los clarines mientras contemplaban el desfile de los ocho impresionantes finalistas que por carambolas de la fortuna representaban a los más importantes grupos de presión griegos, allí estaban.
Rhodes de Mesenia, Talos de Arcadia, Corebo de Elis, Tehoplilus de Esparta, Achiles de Pisa, Philon de Atenas, Shilius de Argolida y por ultimo Laertes de Elida el campeón patrocinado por Ifitos.
Los ocho corredores brillando al sol gracias al aceite con el que se habían ungido adoptaron una postura semiagachados listos para la salida que fue dada por un agudo sonido de trompeta.
La carrera estuvo muy igualada hasta aproximadamente la mitad en que Laertes ante el entusiasmo de los elidanos cambio el ritmo de zancada para hacerse cómodamente con la victoria sacando casi un metro a Corebo que fue segundo.
Y bueno ya se sabe lo que viene después, entusiasmo de sus seguidores, vuelta al estadio con la bandera local, risa y abrazos de todos que en volandas llevaron al vencedor hasta la tribuna de autoridades donde un Ifitos, al que se le caía la baba de gusto, fue el encargado de coronar a su compatriota y felicitarle en nombre de su ciudad y de todos los griegos.
Y todos contentos marcharon en tropel hacia el festín que se había organizado para culminar el evento y aquí podía haber acabado todo, pero no, no fue así, pues cuando acababan de sentarse y aun no habían tenido tiempo de beber una copa del buen vino griego de resina, se persono muy solemne ante Ifitos una delegación de espartanos, presentando una reclamación formal contra el atleta ganador acusándole de haber corrido dopado, exigiendo que se le realizara de inmediato un análisis de orina.
Ifitos, aunque en voz baja murmuro que los espartanos no sabían perder y que siempre daban la nota, no podía negarse a su petición y llamo de inmediato al cuadro médico, que como era normal en aquella época casi todos eran persas, solicitándoles que realizaran el análisis.
Lógicamente no pudo ya disfrutar de las viandas y la fiesta y paso las siguientes horas entre la cólera por la humillación de que los espartanos dudaran de su atleta y el miedo de que tuvieran razón, pero solo podía resignarse y esperar.
Y a media tarde llego el infome que decía así.
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“El cuadro médico dirigido por el doctor Navid Arisai, después de realizar el solicitado análisis de orina del atleta Laertes de Elida ha encontrado en restos de las siguientes substancias por cada 100 gramos.
• 0,01 mg de Testorena ( Concentrado hormonal )
• 0,03 mg de Amastrozol ( Acelerador químico metabólico)
• 0,02 mg de GRH ( Hormona artificial del crecimiento)
• 0,17 mg de EPO-FC ( Potente anabolizante )
Consideramos del resultado de dicho análisis que claramente el atleta en cuestión estaba dopado lo que sin duda influyo importantemente en su rendimiento físico.
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El prestigio de Ifitos sufrió un durísimo revés y aunque afortunadamente este suceso no tuvo ninguna consecuencia en la celebración de los siguientes juegos y siguió siendo en el futuro reconocido como el iniciador de los mismos, se extendió ya para siempre la idea de que los elidanos eran unos tramposos y que había que vigilarles muy de cerca.
Por supuesto a Laertes le quitaron de mala manera la corona y se la pusieron a Corebo que es el que ha pasado a la historia como vencedor de la primera carrera de los primeros Juegos Olímpicos.
Lo que no explica la historia es como el cuadro médico persa pudo realizar esos análisis tan complejos, aunque ya es sabido que los médicos de entonces eran también medio magos.
Fernando Mateo Junio 2016

Texto agregado el 18-06-2016, y leído por 238 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
20-06-2016 Me ha gustado. Claro que doparse con productos naturales, debería estar permitido en la época. Miel de abejas por ejemplo. grilo
19-06-2016 Un repaso por los avatares de la historia. Relatos interesantes amén de educativos. Eres un buen cronista. Empieza y no termina uno de leerlos. Pato-Guacalas
19-06-2016 Sí, sos genial para escribir este tipo de historias. Ojalá hubieses sido mi profe de historia en el secundario! jajaja.. MujerDiosa
19-06-2016 Como siempre las historias que escribe son muy interesantes y nos atrapa desde el principio. Felicitaciaones. 5* dfabro
18-06-2016 Muy interesante de esta historia mitad y mitad, antigua y actual, real y leyenda. Me ha gustado. elpinero
 
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