Una mirada, una conexión.
Una ligera sonrisa de sus labios se generó, llena de timidez e inocencia. La mirada, a los segundos, desvió hacia el suelo y cual tomate se tornó sin saber qué hacer qué decir. Luego, volvió a buscar aquellos ojos que la hicieron sonreír sin palabras mencionar. No los encontró. Había desaparecido entre la multitud, tal cual el humo del cigarrillo que en la mano izquierda sostenía. Sin embargo, esa mirada en su recuerdo siempre quedó y, cada vez que la recordó, otra sonrisa pudo sacar aquel chico que con una mirada la hizo sonrojar.
Él la vio, y su timidez e inocencia pudo notar. Pues, el rubor en sus mejillas la delató. Al ver sus ojos directamente, dentro de ella pudo ver y ella dentro de él danzó curioseando cada detalle de su ser. Las cejas él levanto, mostrando su inocente interés, pero ella al suelo miró y la mirada le quitó. Él, lleno de pena, volteó, su camino continuo fumando el cigarrillo que sostenía con la mano y entre la multitud desapareció. Sin embargo, todo el camino continuó pensando en aquella chica que el aliento le había quitado y que en su corazón su figura tatuó.
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