Me has tomado el alma como un paisaje.
Como una indefinida y liosa sensación
pero reconocible por su calma y alegría.
Como un todo que vive de sus partes
en una conexión mística y melodiosa.
Como si estuvieras hecha de los esenciales
elementos de la naturaleza más salvaje,
pero cultivada con las miles de respuestas
con las que debemos sortear las interrogantes.
Y aunque tu horizonte no sea más que un silencio,
pudo abrirme la puerta hacia un mundo
que mágicamente ya tenía instalado en mi mente
como una remota y sagrada reminiscencia,
tan igual a ese simple, sereno y bondadoso paisaje
con que obsequias a mi alma sedienta de belleza.
Texto agregado el 15-06-2016, y leído por 60
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