El mundo no busca el colapso,
ni el apocalipsis anunciado que no llega,
el mundo llora lágrimas negras,
sobre un cementerio de ángeles rotos
y gélidas lapidas que nadie recuerda,
mientras tanto, solo sufre y se marchita,
por los errores de los hombres
y los eones calcinados por el sol
Y en la noche, mientras sueñan las bestias,
los arboles se convierten en almas en pena,
vislumbran con ansias vida nueva,
una vida ya vivida, una vida que no llega
la buscan, no la encuentran y la esperan,
entre el roció de la aurora
y el terror de las tinieblas
El mundo ya no anhela el consuelo,
de los rostros casi muertos que no besan,
esta especie, envuelta en su mugre,
en su sangre y herramientas,
cava ansiosa y desesperada
su propio abismo a la miseria,
con antorchas asesinas
y el corazón en la caldera,
solo el hombre drena el frágil mundo,
tras el velo de sus ojos y el azar de las estrellas
Planeta desahuciado,
ejecuta la justicia más severa,
planeta entristecido,
has arder a las banderas,
explota, renace en una lluvia tormentas,
y arrójanos de tu seno,
hacia la hermosa eterna inexistencia
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